Mucho ruido y pocas nueces en lo que llevamos de comisión de investigación por el presunto espionaje a la presidenta Ayuso y su entorno más cercano. Muchos son los llamados y pocos los que han elegido acudir de forma voluntaria. Los obligados todos. Los que pueden aportar algo de luz, ninguno, hasta el momento. Ni se les espera.
Si el objetivo era y es cercar al alcalde Almeida hasta que no le quede más remedio que reconocer su “culpabilidad” en algo, diríamos hoy que la cosa no va bien para satisfacer los intereses de la oposición. Ni siquiera la Vicealcaldesa se ha movido un ápice de su posición de no presentar la moción de censura reclamada porque sigue sin ver nada real.
Pero en política, la realidad judicial que exonera al alcalde y a la institución, hasta el momento, tras diecisiete meses de investigación en el caso mascarillas y más tras la comparecencia de los presuntos estafadores Medina y Luceño ante el juez hoy, busca acorralarle también.
En la barra libre del todos contra Almeida, toda la oposición quiere darle por amortizado en público, a sabiendas que no se ha planteado irse en ningún caso.