Este año sin cena de Navidad. Ni en casa, ni fuera, ni en la empresa… Ciertamente puede parecer lo de menos, una pura anécdota, incluso: “eso que me ahorro, o cuñado que me quito de en medio…” y sin embargo tras esta situación se esconde la realidad de una pandemia que nos está cambiando la vida.
Sabemos ya que casi el 35 por ciento de los contagios se producen en las relaciones sociales; que el viernes termina el estado de alarma en Madrid y que el miércoles se reúnen en la interterritorial sanitaria todos los consejeros autonómicos de sanidad con el gobierno de la Nación para alcanzar ese acuerdo, obligado, que no se consiguió en la última cita donde entre otros Madrid votó en contra.
Y así las cosas, el vicepresidente Aguado prefiere parar ahora para llegar a Navidad en mejor situación y poder recuperar comercios y restaurantes, es decir precisamente las compras y las ahora en peligro cenas navideñas; y de otro Ayuso, la Presidenta prefiere seguir como hasta ahora o de forma similar para evitar la quiebra no ya técnica sino real de la autonomía.
Y en medio el “dichoso” virus, el auténtico enemigo a batir que nos quita dramáticamente la vida, arruinando de pasada a los supervivientes. Y así, la copla se torna real de nuevo: “Ni contigo –Covid- ni sin ti, tienen mis males remedio…".