El PSOE, en particular el madrileño, prepara mudanza en tiempo de tribulación social y política. La salida del Ángel Gabilondo se da por descontada para convertirse en el nuevo Defensor del Pueblo y su sucesión será inmediata. El rey o la reina puesta saldrán de sus portavoces adjuntos y el diputado Cepeda parece llevar los triunfos en la mano. Tan duro en su dialéctica como atrevido en sus formas, pretenden que se convierta en el azote de la Presidenta Ayuso. ¡Veremos!. De su gestión dependería convertirse además en candidato bregado en el tatami madrileño o ver como es desbancado en su momento por alguno/a de los “paracaidistas” habituales de Ferraz enviados desde el Gobierno de turno con resultado unánime en las operaciones de desembarco en las plazas madrileñas: ¡Fracaso absoluto! Para ganar o gobernar desde Barranco o Leguina.
La ministra Robles o Reyes Maroto suenan siempre como posibles enviadas sin demasiado convencimiento, pero antes habrá que elegir secretario general de los socialistas madrileños y de ese puesto no parece que puedan mover, ni que lo pretendan, al actual Delegado del Gobierno José Manuel Franco. También en la terna de posibles candidatos en el 23, le avala su conocimiento cada día mayor entre los madrileños, su talante dialogante y su capacidad para haber amansado las aguas, siempre revueltas, de los socialistas madrileños, con el beneplácito de Pedro Sánchez. Ese carácter dialogante le lleva a defender ante quien quiere escucharle la importancia de la unidad de las fuerzas de izquierda para arrebatar los Gobiernos de Madrid a la derecha. En tiempo de tribulación, empiezan las mudanzas.