La primavera ha llegado a Madrid cargada de mociones de censura inconclusas y elecciones para el 4 de mayo. Las trompetas de Jericó hechas de cuerno de carnero en la Biblia, parecen estar tocando a rebato por los candidatos ciertos y en ciernes, a la espera que el pueblo en las urnas grite en libertad y a pleno pulmón que quiere para el futuro de la Comunidad de Madrid, cual tierra prometida para los próximos dos años.
Esta es más una suerte de primavera trompetera, donde suenan y suenan con mucho ruido los primeros compases de la precampaña electoral que durará un par de meses. Las embestidas han comenzado en los más alto con las denuncias de valerse de recursos públicos para lanzar eslóganes electorales. Ayuso denuncia a Iglesias por su grabación en Moncloa como vicepresidente y el PSOE a Ayuso por hacer lo mismo desde Sol.
La bipolarización parece servida, salvo que un soso, serio y formal rompa la escena de manera reflexiva. Gabilondo, candidato socialista se aleja de ambos, con estilo y propugna entendimiento de futuro con Más Madrid, a su izquierda y Ciudadanos a su derecha, dejando descolocado a la propia Moncloa. Y además apuesta por mantener la fiscalidad en la Comunidad de Madrid como está actualmente igualando la diferenciación de Díaz Ayuso.
Este, en tiempos de tribulación económica, no hacer mudanza fiscal sitúa a Gabilondo arañando votos a Ayuso descaradamente. Y en IFEMA primera feria presencial en pleno COVID, Villacís tirando del candidato Edmundo Bal a estas horas en primarias de Ciudadanos. Y Más Madrid, atando el desaguisado en el Ayuntamiento de Madrid y apelando también al acercamiento con Ciudadanos. Todo es campaña en Madrid. Y el Covid buscando espacio para la cuarta ola. Pues eso la primavera trompetera de Jericó se queda en nada.