Aglomeración es la palabra mas escuchada estos últimos días de luces y compras.
La coincidencia madrileña del encendido navideño y el black friday provocó concentraciones de gente muy por debajo de lo habitual de un año cualquiera, pero muy llamativa en estos tiempos de pandemia.
Yo estaba allí. Esperando el encendido en la plaza del Callao. Contando en directo lo que pasaba y lo que no me gustaba. Ver la Gran Vía o Preciados llena de gente no me preocupaba tanto, cuanto el tiempo que transcurría a la espera de que las luces se encendieran. Porque las calles abiertas de Madrid, con un buen uso de mascarilla y circulando ordenadamente no es lo preocupante, pero el estar parado casi una hora en medio del gentío ya es otro cantar. Y eso pasó.
Las luces debieron encenderse antes de lo previsto por razones de seguridad y vista la aglomeración que se estaba produciendo. Eso fue fallo municipal de previsión, aunque este servidor lo pedía a grito tendido. Se equivocaron claramente por un error de cálculo. Pero prohibir circular por el centro en estos momentos sería poner puertas al campo y ahí Almeida acierta no desaconsejando ir al centro de Madrid.
En exteriores basta con prevenir, ordenar ese tránsito y extremar la prudencia, la sensatez y la sensibilidad en tiempos de luces y compras.