La orgullosa y libre formación naranja, con doña Inés Arrimadas al frente, desfilaba gloriosa por la monumental calzada del Paseo del Prado, eje principal de la soberbia capital del reino, cuando un grupo de rojos simpatizantes de los derechos humanos obstruyeron el avance de la libertad anaranjada.
No se rindieron fácilmente Inés y los suyos sosteniendo estoicamente su pancarta con el lema abrasador "Al orgullo ¡vamos!". Enarbolándolo como insignia liberadora contra rojos e izquierdosos, que caían desmayados al suelo ante el fulgor naranja, cegados por el esplendor de la libertad. Pero lo peor, estaba aún por llegar, la aullante jauría defensora de los derechos humanos arremetió con pistolas de agua ¿Arrojadas a la cabeza? ¡No! algo aún más vil. Mientras la temperatura del asfalto superaba los treinta grados centígrados en plena tarde del seis de julio, en Madrid, varios chorritos de agua impactaron con toda su malicia contra la libertad naranja. ¿Cómo resistir semejante asedio? ¿Qué podía hacer la indefensa gente de Ciudadanos? ¿Usar el sagrado paño rojigualda que por supuesto nos representa a todos como toalla? ¿Esperar a que el sol de la tarde les secara pelo?
Viendo su vulnerabilidad, las hordas izquierdosas se vinieron arriba (perdón, quería decir abajo) con una ofensiva sentada que impedía el avance de la libertad de Ciudadanos. Mientras, otras personas les gritaban que se fueran. Y todo, ¡todo! por pactar gobiernos con la extrema derecha allá donde les ha servido para bien-gobernar España. ¡España! tan herida de muerte por los derechos humanos, que clama un gobierno ¡como VOX manda!
Una España fuerte, unida, y con el aire lleno de mierda, como pretendía Almeida en Madrid.
Una España socialmente ordenada, donde los pobres se quedan sin derechos sociales, y las élites se comen el pastel de lo público a costa del contribuyente.
Una España de libertad (si eres rico, heterosexual, de padres españoles y blanco)
Una España católica, como manda la tradición.
Una España naranja, donde dan igual los ideales, lo importante es pillar cacho.
¿Cómo no iba a estar ciudadanos en el desfile del orgullo LGTBI mientras al mismo tiempo pacta con la extrema derecha que quiere mandar al colectivo a terapias de tortura (perdón, quería decir de reconversión) ?
¿Cómo faltar a la cita para reivindicar los mismos derechos que se quieren cercenar en las instituciones? ¿Es que acaso no era eso la libertad? ¿Es que no era eso el "liberalismo" naranja?
En la pancarta ponía "Al orgullo ¡Vamos!" pero si hubiera puesto "Por mi santo coño" hubiera significado lo mismo, y hubiera resumido mejor el espíritu de Ciudadanos.