Faltan 5 mañanas para las europeas mientras una suerte de locura se apodera de las redes sociales donde un nazi se hace propaganda del bofetón sacudido a un cómico en plena actuación. Como si fuera algo honroso. Un nazi que se ha pasado meses vertiendo homofobia en las redes, al que han insinuado que igual su hijo, de mayor, es gay. Comer pollas no es motivo de oprobio, como no les comer coños.
El sexo, como tabú, y la homosexualidad, como humillación, son responsables de una enorme cantidad de problemas de salud mental, que en muchos casos terminan en violaciones o suicidios.
Lo normal, de la mayoría de gente adulta, es que se lo coman o se lo hayan comido alguna o muchas veces en la vida, (las pollas, y los coños) y si no, peor para ellos. No es humillante, es placentero, y gracias al sexo, estamos la gran mayoría aquí. Lo que no es natural, es que en pleno siglo XXI haya gente vertiendo racismo, xenofobia y homofobia, con la cantidad de acceso a la información que hay. Sólo entra en la cabeza un enorme complejo de inferioridad y autoestima herida que necesite ser resuelto con violencia física hacia los demás para pensarse importante. El clásico “de mí no se ríe nadie” proferido por el tío más incapaz del patio del colegio como caparazón a sus problemas personales para así ser tenido en cuenta por los demás. La necesidad de machacarse en el gimnasio para imponer con los brazos lo que con la inteligencia no se alcanza.
Coman pollas, coman coños, coman lo que les guste, pero no insulten ni agredan a los demás por comer lo que cada uno quiera. Y sobre todo, no jaleen ni justifiquen las agresiones. A bofetadas, gana siempre el más cafre. Cuando vayan al médico, enfermos, con sus niños o con sus mayores, no van a querer que el doctor se haya sacado el título por repartir guantazos, van a querer que sea una persona inteligente. Cuando sean ancianos y no puedan valerse por ustedes mismos, no van a querer un nazi que se lía mamporros para cuidarles, van a querer a una persona amable y empática (justo lo contrario). No justifiquen la violencia, la violencia es despreciable y no les hace ningún bien a ustedes.
La siguiente cosa que me ha saltado a 5 días de las europeas, es el asesinato a tiros, desde un coche, de Borja Villacís, hermano de la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís. Hace no mucho, un disparo destrozaba la cara a Vidal Cuadras a la salida de misa. ¿Qué clase de clima se está generando en la capital de España?
En un caso, un señor vinculado a la extrema derecha, investigado por narcotráfico. En el otro, se sospecha del exilio Iraní, organización considerada terrorista y a través de la cual se financió la fundación del partido ultra, VOX.
Lo último que me ha sorprendido hoy, es la imputación de la esposa del presidente del gobierno por una denuncia presentada por el sindicato ultra, de extrema derecha, Manos Limpias. Una imputación milimétricamente medida para mantener el suspense hasta pasadas las europeas del domingo. Una imputación basada en recortes de prensa, donde se acepta que la Begoña a la que se refieren parte de los delitos, es una señora distinta de la mujer del presidente.
He mencionado en este artículo, tres cosas:
La denuncia sin pruebas que hace un sindicato ultra a la mujer del presidente.
El asesinato a tiros del hermano de la exvicealcaldesa, habitual de la extrema derecha.
La agresión a un cómico, por parte de un nazi, por insinuar que su hijo, de mayor, igual come pollas. En otras palabras, que igual es gay.
Vuelvo al principio. Coman pollas, coman coños, coman lo que les guste, el placer, es todo lo contrario a la violencia. Si quieren una sociedad sin tiroteos, sin palizas, y sin denuncias falsas, el domingo, no voten a quien considera humillante comerlas. Tiene más poder una papeleta electoral, que todo Twitter.
Es infinitamente mejor y más placentero un clima donde se puede hablar de sexo, que un clima donde se dan palizas y tiroteos. Ustedes sabrán qué prefieren para sus hijos.
Si (
No(
