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El drama de los árabes cristianos: complicidad, conflicto y silencio

Carlos Martínez García

Politólogo y ex portuario. Miembro de la plataforma socialista pro PSF.

Miércoles 26 de marzo de 2025

Oriente Próximo, cuna del cristianismo, ha presenciado un declive dramático en sus antiguas comunidades cristianas durante las últimas décadas. Desde Siria hasta Palestina e Irak, estas comunidades -fundadas en la era apostólica- enfrentan amenazas existenciales debido a la guerra, el extremismo y las maniobras geopolíticas. Aunque grupos yihadistas y conflictos regionales suelen ser señalados, las acusaciones de complicidad occidental, junto al silencio de instituciones como el Vaticano, plantean una colaboración criminal. Este artículo examina la persecución de los cristianos árabes, el papel de actores externos y la falsa ética de quienes dicen defender los derechos humanos desde el cristianismo. He de señalar que el autor ni es creyente, ni practicante, pero me muestro avergonzado por la actitud de quienes dicen llamarse cristianos. Hay sin embargo un matiz importante y es que la práctica totalidad de los cristianos árabes son católicos, greco-católicos, ortodoxos, greco-ortodoxos, maronitas, armenios o caldeos, algunas de estas iglesias son también de obediencia papal romana del rito oriental y otros de ritos ortodoxos e incluso ritos propios muy antiguos y originales del cristianismo como utilizar el arameo como legua litúrgica. Luego todas estas confesiones, tienen origen apostólico y por tanto dentro de la tradición evangélica anterior al cisma protestante con el que tienen muy poco que ver y si muchas semejanzas ente sí. Es por lo que las sectas protestantes blancas anglosajonas y las iglesias protestantes en muchos casos los desprecian, o tienen una actitud hacía ellos hostil y pro sionista. El supremacismo blanco cristiano sionista apoya sin más a Israel por el falso origen bíblico del que se reivindica de forma mentirosa el ente sionista Israel, luego no se cuestionan la aniquilación de cristianos pues en ellos ven árabes y por tanto enemigos.

Veamos diferentes casos:



Siria: yihadismo, guerra e intervención occidental

Las comunidades cristianas de Siria, que alguna vez prosperaron bajo un régimen secular, han sido diezmadas por una década de guerra provocada por servicios secretos occidentales. El ascenso de facciones yihadistas como ISIS y Hayat Tahrir al-Sham (HTS) ha tenido como blanco a los cristianos, forzando desplazamientos y destruyendo iglesias y monasterios muy antiguos. Aunque las naciones occidentales condenaron a estos grupos, su apoyo a los rebeldes anti-Assad durante la guerra civil e Informes sugieren que armas y fondos destinados a rebeldes "moderados" llegaron a extremistas, exacerbando la violencia sectaria.

La priorización de objetivos geopolíticos sobre protecciones humanitarias por parte de la UE y la OTAN ha dejado a los cristianos indefensos. Por ejemplo, durante la ofensiva de Idlib (2018-2019), hubo una intervención occidental mínima mientras los extremistas consolidaban su poder. Las alianzas de Occidente con facciones terroristas o muy próximas, reflejan un desprecio por la supervivencia de las minorías, reduciendo comunidades ancestrales a daños colaterales en una guerra por delegación de la OTAN.



Palestina: cristianos bajo ocupación colonial

Los cristianos palestinos, una minoría cada vez más reducida, se enfrentan a una doble presión: la ocupación y la radicalización. Incidentes como el bombardeo de la Iglesia de San Porfirio en Gaza en 2021 —aunque Israel con solemne desprecio de la verdad, alegó atacar infraestructura de Hamás— subrayan el peligro de vivir bajo dominio colonial. En Cisjordania, la violencia de los colonos cada vez más habitual y bestial y la usurpación de tierras erosionan la estabilidad de las comunidades agrarias.

La denuncia de Israel como un "ente sionista" autor de limpieza étnica es lógica entre resistentes palestinos. Los gobiernos occidentales, invocando culpas históricas y por un falso concepto del semitismo, protegen a Israel de rendir cuentas, perpetuando el genocidio. La falta de discursos o la cobardía europea margina los cristianos, reduciendo su sufrimiento a una nota al pie de la ocupación israelí sobre Palestina. Los cristianos palestinos además siempre han jugado un importante papel dirigente en la resistencia palestina tanto en Al Fatah como el FPLP e incluso ahora en Hamas, así como en Siria E Irak en la fundación del Baaz.

Irak: del pluralismo a la persecución

La población cristiana de Irak, que alguna vez superó 1.5 millones, ha caído a menos de 250.000 desde 2003. La invasión liderada por Estados Unidos desestabilizó el país, empoderando a milicias sectarias y permitiendo el genocidio de ISIS contra yazidíes y cristianos. La toma de Mosul en 2014, donde miles huyeron de sus hogares ancestrales, ejemplificó este colapso. Los EEUU con élites protestantes y racistas nada hicieron por apoyarles.

Las naciones occidentales, pese a condenar al ISIS, han hecho poco para facilitar el retorno de los cristianos desplazados. La ayuda para reconstrucción sigue siendo nula, y la fragmentación política perpetúa la inseguridad. La indiferencia de EE.UU. y la UE permiten su asesinato en masa.

La UE y la OTAN: complicidad por inacción

Los líderes europeos proclaman compromisos con los derechos humanos, pero sus políticas en Oriente Medio priorizan intereses estratégicos. Las ventas de armas a potencias regionales como Arabia Saudí y Turquía —actores vinculados a la desestabilización de Siria y Libia— socavan posturas éticas. Mientras tanto, las políticas fronterizas de la UE han fallado en brindar refugio adecuado a cristianos perseguidos, dejando a muchos en condiciones precarias.

Las intervenciones de la OTAN, notablemente en Libia, crearon vacíos de poder aprovechados por milicias yihadistas. La alianza tras destruir estados se niega a abordar las consecuencias de sus campañas de cambio de régimen, revelando una hipocresía que antepone la realpolitik a la protección de minorías cristianas.

Israel y la hipocresía occidental

Los gobiernos occidentales, especialmente EE.UU. y la UE, vetaron o diluyeron sistemáticamente resoluciones de la ONU críticas con Israel, citando preocupaciones de seguridad. Este apoyo inquebrantable permite la expansión de colonias ilegales judías y acciones militares que afectan únicamente a cristianos y musulmanes palestinos. La equiparación del anti sionismo con el antisemitismo sofoca el debate, perpetuando injusticias sistémicas bajo el pretexto de combatir la intolerancia.

La acusación de "supremacismo" surge de esta indignación selectiva: líderes occidentales condenan persecuciones en otros lugares pero ignoran el sufrimiento palestino, reforzando una jerarquía de victimización sesgada por prejuicios políticos y raciales.

El silencio problemático del Vaticano

Aunque el Papa Francisco ha condenado ocasionalmente la violencia en Gaza e Irak, la cautela diplomática del Vaticano apaga su autoridad moral. Al priorizar el diálogo interreligioso sobre la defensa enérgica, arriesga parecer indiferente al sufrimiento de su rebaño. El acuerdo de 2019 con los Emiratos Árabes Unidos (EAU), elogiado por promover tolerancia, recibió críticas por ignorar el papel de los EAU en conflictos regionales que perjudican a cristianos.

Los cristianos palestinos ven cada vez más al Vaticano como cómplice de su aniquilación, pues sus llamados a la paz carecen de acciones concretas contra la ocupación o los bloqueos. Mientras dirigentes que afirman ser católicos apoyan el genocidio del pueblo palestino, incluido los cristianos.

La causa palestina: símbolo de resistencia

Palestina encarna la lucha anticolonial, resistiendo al desplazamiento y políticas similares al apartheid, si bien ya superadas pues no estamos ya en esa fase, sino en la de la limpieza étnica y el asesinato en masa. Los cristianos palestinos, aunque minoritarios, son parte integral de esta narrativa, uniendo identidades religiosas y nacionalistas. Su marginación subraya la intersección entre imperialismo, racismo y persecución religiosa: una realidad que los medios occidentales ocultan.

Finalmente

La persecución de los cristianos de Oriente Medio no es resultado de conflictos locales, sino de juegos de poder globales en los que juega una carta decisiva el sionismo. Las naciones occidentales, aunque profesan valores cristianos, han facilitado su exterminio mediante el imperialismo, alianzas con regímenes autoritarios y apoyo al sionismo. La timidez del Vaticano y la impunidad de Israel reflejan una crisis moral. Para honrar a estas comunidades ancestrales, la comunidad internacional debe acabar con su complicidad, priorizar los derechos humanos sobre la geopolítica y amplificar las voces de los oprimidos. La justicia para los cristianos árabes es inseparable de la justicia para todos los pueblos oprimidos y/o colonizados de la región sea musulmanes o de la minoría cristiana.

Israel practica el exterminio en base a su creencia de raza elegida por dios. Ejerce un racismo religioso y cruel y se ve amparado por unas élites cristianas de diferentes concepciones a las que en el fondo también desprecia pues son simples gentiles clientes de su causa.

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