Veíamos ya en artículos anteriores lo negativo y destructivo del woke y de la izquierda controlada por el globalismo, que casi siempre coinciden. También el profundo daño que hacen a las ideas de igualdad y transformación social, la llamada prensa progresista, pero es hora de proponer medidas concretas y en temas muy peliagudos, veamos:
En primer lugar desde las izquierdas es decir desde el socialismo y el laborismo de clase hemos de no temer a los poderosos, los fondos de inversión, los fondos buitre o los grandes bancos y energéticas. Sabemos que estos poderes que son los reales y verdaderos chantajean a los estados y más en la Unión Europea pues ésta en su legislación prohíbe las medidas sociales de igualación, ataca a lo público y privatiza todo lo que puede. Luego o somos una fuerza soberanista o nada podemos hacer más allá de medidas cosméticas y publicidad. Y por tanto apoyar la salida de la UE es fundamental.
Vamos a ver solo tres cuestiones. La vivienda es un problema sangrante. En España, en el estado español la vivienda no es ni un derecho ni una necesidad humana es un negocio. Ninguna administración hace nada por solucionar esto. Las derechas además boicotean la reciente ley de vivienda que aprobaron los woke-globalistas durante la legislatura anterior. Es nefasta y no ha solucionado nada pues tiene más agujeros que una cesta de mimbre en el agua. Además dado que el turismo es la única política económica de la totalidad del arco parlamentario del Reino de España y la única salida que la UE nos permite, los pisos turísticos han acabado de acrecentar el problema. Desde un gobierno socialista soberanista lo primero sería construir un millón de viviendas públicas y expropiar a los fondos buitre, prohibiendo los pisos turísticos.
La Unión Europea una vez que ha cerrado nuestra industria pesada y las minas, ahora quiere prohibir la pesca. Arruinar a los pescadores. Es la dictadura verde-neoliberal y sus consecuencias. Pero es que la agricultura está siendo igualmente exterminada sin piedad y con una falta de miras e inteligencia que exigiría despedir por traidores a todos los verde-globalistas que nos dominan y por cierto de esos hay en prácticamente todos los partidos parlamentarios.
Una pata para acabar con la soberanía alimentaria española y europea es la PAC y la otra la llamada apuesta por las energías verdes. En realidad un negocio multimillonario y encima subvencionado para especuladores de toda condición que está acabando con excelentes tierras de labor y pastos y mucha fauna a base de sembrar placas solares y molinos generadores de electricidad en tierras productivas, además de centrales de biogás y otras lindezas que contaminan las tierras rurales. Luego hablan de despoblación. Claro para solventar este problema firman un acuerdo con MERCOSUR para que podamos comer productos importados del continente americano y que Alemania les exporte productos industriales. Nuestros pueblos y sus gentes que se dediquen a las casas rurales para sobrevivir y servir a la clase media alta urbana, a la pequeña burguesía y a los alemanes y británicos.
La última cuestión es la de la inmigración. La inmigración es algo en estos días donde nada es casualidad, está diseñada por el capitalismo globalista y las grandes patronales para obtener mano de obra barata y sin derechos. No es un peligro, no es una cuestión racial, es económica y los mismos que fomentan las guerras y la pobreza en otros continentes se benefician de ella, al mismo tiempo financian movimientos fascistas, de extrema derecha y trumpistas.
Las personas sea cual sea su origen y raza tienen derecho a vivir en paz y con dignidad. El problema es que se obliga a la gente de los barrios obreros y de las zonas más empobrecidas a competir con otras personas de otros lugares de la tierra por los mismos servicios y ayudas sociales. No se incrementan ni los servicios sanitarios públicos, ni los servicios sociales, ni se construyen hace años apenas ambulatorios, hospitales, escuelas públicas, oficinas de empleo, ni se crean más plazas de profesoras y profesores, médicas, enfermeros o sanitarias, funcionarias y funcionarios de los servicios de empleo, inspección de trabajo etc. etc. con un total abandono de lo público de forma que los segmentos más humildes de las clases trabajadoras ven como aumentan las colas o en las varemaciones para las ayudas son un escándalo que favorecen a otras personas en este caos creado adrede. Las personas empobrecidas de origen español perciben que no salen, no acceden o no tienen derecho. No podemos generalizar ni voy a fomentar el racismo, pero si a denunciar que el estado social, por llamarle de alguna forma se reduce y las necesidades aumentan. Los pijos liberales que desde el centro de Madrid diseñan todo esto, no conocen la realidad los barrios, ni de los pueblos y por tanto fomentan la extrema derecha.
La defensa de lo público es una necesidad real. Se está favoreciendo de forma criminal en todas las administraciones que las tareas del estado como protector y amparo sean diferidas a supuestas ONGs que en realidad son nichos de negocio sin control. En lugar de crear un poderoso estado del bienestar los globalistas han copiado el modelo anglosajón y transformado la asistencia social, los servicios sociales públicos y la intermediación laboral o social en un negocio privado en el que se mal gastan miles de millones de euros para enriquecer a amigos y amigas de la administración de turno. Con todo esto se fomenta la corrupción, el fraude y de paso a la extrema derecha.
Las derechas españolas son expertas en esto, en crear negocios para amigos, pero las izquierdas woke y engreídas han sustituido la acción social del estado por la caridad igual que los derechos y la solidaridad por el buenismo. Mientras la rabia y el descontento se incrementan entre millones de personas que pierden derechos, no llegan a fin de mes, no pueden acceder a una vivienda y acuden a unos centros de salud con colas interminables, listas de espera en las que muchas personas mueren antes y de paso fomentan y apoyan a los seguros médicos privados, los colegios privados concertados y las ONG falsas, en realidad son empresas.
Bien esto es parte de la dura realidad de segmentos populares que la señora Ayuso o el señor Moreno Bonilla desprecian y machacan. El señor Sánchez, la señora Montero o Díaz ignoran y nunca solucionan sus problemas sino que los incrementan.
Ante esto es imprescindible reaccionar ya pues la ola autoritaria y fascista y la decantación del voto juvenil hacia la extrema derecha ni es una casualidad, ni es fruto de una moda. Es la desesperación de ver que todos y todas y todes solo gobiernan para los poderosos o en el mejor de los casos hacerse publicidad.