En la Cumbre “informal” de la UE -llamada así porque cualquiera de carácter formal tiene que incluir a Reino Unido hasta que abandone la UE- celebrada el pasado viernes en Bratislava, los líderes europeos tenían como principal objetivo encontrar una vía de avance tras el referendo británico que sirva para relanzar la UE. La Canciller alemana dijo a la llegada a la Cumbre que “la Unión Europea está en una situación crítica y sus problemas no se pueden resolver en una sola reunión”. El presidente de la Comisión Europea en un discurso la semana pasada sobre el estado de la UE habló de “una crisis existencial” a la que hay que poner remedio en los próximos meses. Al finalizar el encuentro, la Canciller alemana señaló que “estamos de acuerdo en crear un plan de trabajo que nos permita avanzar en cuestiones de inmigración, seguridad y defensa”. Se lograron acuerdos sobre estos puntos en los que hay un mayor consenso y se posponen para los próximos meses medidas de mayor calado que puedan servir para acortar las diferencias existentes entre los dos grandes posicionamientos, los europeístas y los más euroescépticos. Los primeros liderados por Francia e Italia que propugnan avanzar en la integración de la UE, mientras que los más euroescépticos, con Hungría y Polonia como grandes referentes, apuestan por desandar parte de lo avanzado, devolver competencias a los países y abortar cualquier gran salto adelante. En medio, países como Alemania, que aunque tiene sus preferencias, está mostrando un perfil conciliador. Los líderes europeos trataron de mostrar unidad a la espera de que entre otros puntos se inicie el proceso de negociación de salida del Reino Unido y en el terreno político se resuelva el panorama electoral que incluye referendos en Italia y Hungría, y elecciones en países como Austria, Francia, Alemania y Holanda.