'Carne viva', un mecano teatral preciso, surrealista, original, divertido y lleno de intriga
lunes 12 de enero de 2015, 20:11h
Mujer de teatro uruguaya, aunque
afincada en Madrid en los últimos
tiempos, Denise Despeyroux, ha dado ya cumplidas muestras de que
hay que permanecer atentos a sus nuevas propuestas (recuerde 'Storywalker' y 'La realidad' y no pierda de vista muy pronto 'Por un infierno con fronteras').
En la última de ellas ha entretejido
una serie de historias que ha reunido bajo el título de 'Carne viva'. Esas tres
historias paralelas y simultáneas discurren en tres espacios escénicos
diferentes e independientemente del itinerario seguido por el espectador, que
debe pasar por todos ellos, las conclusiones a las que llega son las mismas.
La propuesta le surgió a Denise Despeyroux cuando conoció por primera vez
La Pensión de las Pulgas, esa pequeña bombonera del teatro off madrileño,
situada en el número 48 de la calle Huertas, que ha conseguido en muy poco
tiempo ofertar una programación coherente y llena de calidad a la que muchos
espectadores acuden a ojos cerrados, seguros de que la garantía
que presumen en todos los espectáculos que se ofertan en la sala, no les van a
defraudar. Con 'Carne viva' sucede
otro tanto.
El montaje de 'Carne viva' ya
pasó por La Pensión, pero vuelve nuevamente a presentarse ante el público. Se
trata de una comedia surrealista, teñida
de thriller
y muy divertida que la misma
autora ha dirigido con la seguridad de
quien conoce muy bien lo que quiere sacar de cada uno de sus personajes: un
comisario de policía con varios
oficiales a su cargo, que se ve obligado a subalquilar dos espacios de la
comisaría ante la penuria a la que se ve sometido con los continuos recortes del presupuesto
ministerial; una hipnóloga que ocupa uno de esos espacios alquilados y que
también se las ve y se las desea para poder llegar a fin de mes, y que, a su
vez, subalquila su espacio a otro hipnólogo; y una profesora de un centro de
danza, con varios alumnos. Entre los personajes surgen enredos y líos amorosos y sentimentales, al
tiempo que comparten sus penurias económicas y los frecuentes cortes de luz a
los que los somete la compañía eléctrica por su morosidad.
Problemas rocambolescos
Las frustraciones y angustias de los personajes se minimizan con disparatadas disquisiciones que van desde el
coaching a la física cuántica pasando por la práctica de juegos de rol y todos
ellos se ven envueltos en situaciones tan inverosímiles como la ocultación a la
vista de los demás de uno de los personajes, o, lo que aún es más difícil, de
un cadáver.
Con el público repartido entre la consulta de hipnosis, el despacho
policial y la clase de baile (aproximadamente unos treinta espectadores en cada
una de ellas), los personajes vienen y van con
la precisión de un reloj suizo y con la perfección de un mecano inteligente
y sabiamente construido. Encarnan a los
personajes Agustín Bellusci (comisario
Torres); Vanesa Rasero (la hipnóloga, Elvira Campoamor); Font
García (oficial Figueroa); Carmela Lloret (la bailarina, Mía); Fernando
Nigro (inspector Bermúdez); Huichi Chio (la profesora de danza, Bárbara);
Joan Carles Suau (Hugo); Juan Vinuesa (el hipnólogo, Mario
Caballero) y Sara Torres (deliciosa en su interpretación de la exigente
oficial Mónaco).
El trabajo de dirección en el montaje es especialmente complejo al tener
que simultanear lo que acontece en tres salas distintas y, por esa razón, es
importantísimo que el tempo se ajuste
al máximo y la labor actoral no pueda salirse ni un milímetro de lo ya
establecido porque, de otra forma,
incidiría en el resto de los actores que están
en las dos salas contiguas y en el traslado de los espectadores de un escenario a otro.
Y ese estrés que, a priori, podría presumirse que tendría repercusión en la labor de los
actores, no es tal porque, como digo,
todo funciona con la precisión de un reloj suizo en donde todos los engranajes
son necesarios para que las manecillas del reloj marquen la hora precisa. Dos horas y cuarto
después de que -a oscuras- sonase el ruido de un aguacero permanente
acompañado de una tormenta terrible, y entrelazados en los traslados de
habitación a habitación, por el tema de la cantante italiana Mina, con
el mismo título de la obra, 'Carne viva',
los 90 espectadores, repartidos por las tres salas de la Pensión de las Pulgas,
asisten asombrados y con la sonrisa
permanentemente dibujada en sus bocas al
final de un juego teatral tan hilarante como preciso.
Acaso todo eso sea posible reunirlo en una sola pieza porque "el universo
conspira para que nuestros deseos se cumplan", según Paulo Coelho, frase
repetida por alguno de los personajes en las tres piezas que, en conjunto,
constituyen esta 'Carne viva´ de
Despeyroux.
Columnista y crítico teatral
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)
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