Con una abnegación digna de encomio, aunque de una mejor causa, todos los miembros del gobierno, encabezado por el Presidente, se dedican a exaltar las virtudes del proyecto constitucional que será sometido a referendo. No escatiman recursos, principalmente estatales, para llevar adelante su tarea misionera. Sin embargo, no todas las cosas les salen bien.
Por ejemplo, Ecuador registró una inflación de 0,21%, la más baja en lo que va del año, pero el índice anual llegó a los dos dígitos al ubicarse en 10,02%. La información la dio un Banco Central que ha sufrido los peores embates de su historia, que van desde el acoso a sus directivos hasta llevarlos a la renuncia, críticas mordaces a su labor profesional, descalificación pública y en los peores términos de sus informaciones, y hasta exaltación de su supuesta inutilidad.
En el mismo período del 2007 la inflación anual llegó al 2,44 %, una desproporción que no se justifica a la luz de las cacareadas medidas de apoyo a los productores agrícolas y consumidores, tan publicitadas por el régimen correista.
Tampoco, si se recuerdan las proyecciones iniciales del Banco de terminar el 2008 con una inflación de entre 3,4% y 3,9%. Sin embargo, las autoridades consideran que para finales del año la inflación inferior al 10%. Pareciera que por el Ecuador hubieran pasado varios huracanes como los del Caribe.
Mientras, nuestros aguerridos gobernantes no cesan en su escalada verbal en contra de sus adversarios y a favor de un voto a como dé lugar por el proyecto de Montecristi. Una escalada que sazonan alegremente con un incremento irresponsable del gasto público, y con promesas cuya realización, las más simples operaciones matemáticas desvirtúan.
Si (
No(
