La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, llegó hoy a Brasil para una visita de tres días con una oda a la integración de América Latina, una región que, dijo, empieza a "renacer" tras el "daño hecho por el neoliberalismo".
Fernández empezó su visita a Brasil en la ciudad de Recife, en el noreste del país, donde asistió a la inauguración de una planta del grupo argentino Industrias Metalúrgicas Pescarmona Sociedad Anónima (Impsa), que producirá molinos para la generación de energía eólica.
En un breve discurso, la presidenta argentina citó a esa planta como un ejemplo de lo que debe ser la integración en América Latina, una región que, sostuvo, hoy está en "una nueva etapa, de mayor valor agregado, de diversificación de la matriz energética" y de búsqueda de un "modelo de acumulación de riqueza diferente".
Las instalaciones inauguradas por Fernández fueron construidas en ocho meses y ocupan en el Complejo Industrial del Puerto de Suape, a unos 60 kilómetros de Recife, un terreno de 27 hectáreas, con 13.000 metros cuadrados cubiertos.
La planta del grupo Pescarmona demandó una inversión inicial de 90 millones de dólares, que se prevé que llegará a 145 millones de dólares para el 2010.
Según los cálculos de la empresa, durante el primer año de operaciones se construirán unos 70 molinos, que serán destinados a tres parques eólicos emplazados en el estado de Ceará, también en el noreste de Brasil, que en conjunto generarán 100 megavatios.
Esos parques de Ceará serán instalados en las playas de Morgado, Parajuju y Volta do Rio, en el norte de ese estado, y tienen apoyo del Programa de Incentivo a las Fuentes Alternativas (PROINFA), que el Gobierno brasileño impulsa desde el año 2002 con el objetivo de diversificar la matriz energética nacional.
A partir del año próximo, la producción de Impsa en Suape estará volcada a abastecer diez parques eólicos que la empresa argentina desarrollará en el estado de Santa Catalina (sur), con inversiones cifradas en unos 750 millones de dólares.
Esos diez parques requerirán de 145 generadores, para alcanzar la meta prevista de 215 megavatios, según los cálculos de la compañía.
Dentro de unos dos años, el grupo Pescarmona pretende comenzar a fabricar en esa planta grandes turbinas y generadores para centrales hidroeléctricas, que en Brasil también son impulsadas en el marco del PROINFA, a fin de utilizar el enorme potencial hídrico del país.
No obstante, el primer paso del grupo Pescarmona es el desarrollo de energía eólica, para la que Brasil tiene condiciones especiales.
Según declaró el presidente de la filial del grupo argentino en Brasil, Luis Pescarmona, este país supone "una excelente oportunidad para el desarrollo de energías renovables, como la eólica, pues sus vientos ofrecen el doble de calidad de la media mundial".
Los servicios meteorológicos brasileños calculan que en la región noreste del país, que es donde se concentran los mayores esfuerzos para el desarrollo de la energía eólica, la velocidad media anual de los vientos es de unos 15 kilómetros por hora, considerada ideal para el funcionamiento de los molinos.
Cristina Fernández citó la iniciativa del grupo Pescarmona como "un ejemplo" a seguir por "empresarios con responsabilidad social" que operan en el ámbito del Mercosur, bloque que integran Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay.
Según la presidenta argentina, "la historia no perdonará que equivoquemos el camino" y demanda que "se hagan todos los esfuerzos que sean necesarios para construir una verdadera integración de Brasil y Argentina, del Mercosur y de toda América Latina".
Luego de la inauguración de esas instalaciones, Fernández viajó a Brasilia, donde mañana asistirá a las celebraciones de los 186 años de la Independencia de Brasil de Portugal, a las que fue invitada especialmente por su homólogo Luiz Inácio Lula da Silva.
El lunes, finalizará la que será su primera visita de Estado a Brasil desde que asumió el poder, en diciembre del año pasado, y regresará a Buenos Aires.