El ‘golpe de efecto’ de
Mariano Rajoy en la lista de su nuevo Comité Ejecutivo Nacional ha venido con el uso del artículo de los Estatutos que le permiten nombrar ‘a dedo’ a hasta cinco vocales –aunque sólo ha nombrado a cuatro y ha dejado un puesto para el ‘futuro’-: ha nombrado a
María del Mar Blanco [hermana del concejal asesinado por ETA en 1997,
Miguel Ángel, con lo que calla a todos los que le pedían ‘integración’ de María San Gil o de
José Antonio Ortega Lara] y a
Ana Botella [esposa de José María
Aznar], ha recuperado de Bruselas al democristiano Luis de Grandes y ha metido a dos piezas de la Comunidad de Madrid,
Alfredo Prada, un ‘esperancista’ pero menos aguerrido que
Ignacio González [a quien ha sacado de la dirección] y a la presidenta de la Asamblea de Madrid,
Elvira Rodríguez, igualmente ‘esperancista’ pero también ‘marianista’.
En realidad, Rajoy ha hecho un Comité Ejecutivo Nacional, un Equipo de Dirección y una Junta Directiva Nacional a su medida: las personas que él quiere para alcanzar la Moncloa. Ha costado, claro, una ardua negociación con los ‘barones’ territoriales en la que algunos como
Javier Arenas han conseguido una amplísima representación.
Pero, empezando por los ‘críticos’ más significados en este periodo congresual,
Rajoy los ha ‘laminado’ por entero: no están ni
Juan Costa, ni el diplomático
Gustavo de Arístegui –un hombre, sin embargo, muy válido para el PP que quiere Rajoy, pero cuya posición en el debate precongresual le cerró las puertas a la dirección popular-, ni, claro está,
Gabriel Elorriaga, que ha sido el responsable de Comunicación de los últimos cuatro años, pero a quien Rajoy no perdona su artículo crítico en un diario madrileño y a quien incluso le ha lanzado Rajoy una pulla en su intervención ante el plenario del Congreso, ni mucho menos
Ignacio González, el ‘número dos’ de Esperanza
Aguirre y gran muñidor de la estrategia antimarianista.
Precisamente, el veto de Rajoy a Ignacio González ha determinado un ‘change’ con Aguirre: ha accedido a meter a Juan José Güemes, ‘esperancista’ pero más moderado. Por el contrario, Rajoy ha tenido que aceptar el veto de
Aguirre a Manuel Lamela, demasiado ‘marianista’ para la presidenta madrileña, que no ha podido ser incluido en la lista de la Ejecutiva, aunque sí en la parte de la Junta Directiva Nacional que elige el Congreso.
Lista integradora, aunque ligeramente La lista podría calificarse, a pesar de todo, integradora, pero con matices. Por ejemplo, dentro de la ‘cuota vasca’ Rajoy ha introducido nombres obvios como
Alfonso Alonso, pero es plenamente ‘marianista’, y sin embargo ha obviado a otros como
Carmelo Barrio.
Por el contrario, se ha rodeado de gente de probada fidelidad en la Ejecutiva Nacional (CEN), como
María Dolores de Cospedal –la nueva secretaria general del partido-, el extremeño
Carlos Floriano, los ex ministros
José María Michavila y
Celia Villalobos o la ex presidenta del Congreso
Luisa Fernanda Rudi. Y ha recuperado a democristianos, como los europarlamentarios
Luis de Grandes,
Gerardo Galeote y
José Manuel García-Margallo.
No ha habido sorpresa en la inclusión en la CEN de
Alberto Ruiz-Gallardón, pero sí en su ‘número dos’ en el Ayuntamiento de Madrid, Manuel Cobo, que ha exasperado por completo a Aguirre.
Pero lo que resulta evidente es el impulso que Javier Arenas ha conseguido para Andalucía: en una reunión que celebró con Rajoy, Celia Villalobos y
Pedro Arriola en la noche del viernes al sábado, Arenas conseguió meter a algunas piezas en la CEN, como las alcaldesas de Marbella,
Ángeles Muñoz, y de Cádiz,
Teófila Martínez, o
Juan Ignacio Zoido, amén de otros cargos en la propia CEN –de los que se va a rodear, por ejemplo, para ‘vestir’ a su propio cargo de secretario de Política Autonómica y Local-, y en el Equipo de Dirección, en donde ya está colocada Ana Mato –en realidad, Mato es Arena y FAES de Aznar- en la Secretaría de Organización y Electoral y a Juan José Matarí como secretario de área.
Botella: ha habido para todos Podría decirse que ha habido para todos. Por ejemplo, otra de las sorpresas de Rajoy, la inclusión en la CEN de Ana Botella ha debido aplacar los enfados de su marido,
José María Aznar. Pero como de ‘aznarista’, aunque de también muy de ‘aparato’ y, por tanto, de Rajoy se podrían citar a
Rafael Rodríguez-Ponga –nombrado secretario de área-, o a la ya citada
Ana Mato, o, según algunos, hasta el propio
Miguel Ángel Cortés.
El presidente valenciano,
Francisco Camps, anfitrión del Congreso, también ha negociado una bonita ‘cuota’, con la inclusión en la CEN de
Gerardo Camps, la propia
Barberá –aunque se la cita como persona de Rajoy- y, desde luego, el conseller Vicente Rambla. De Valencia, aunque sin considerarse ‘cuta Camps’, es el nuevo secretario de Comunicación,
Esteban González Pons.
A quien se recupera plenamente es a
Cristóbal Montoso –que se hace cargo de la coordinación de Economía, y a
Federico Trillo, a cargo de Justicia y Libertades Públicas que abandona
José Ignacio Astarloa. Se asciende a categoría de casi teniente general a
Jorge Moragas –sigue con Relaciones Internacionales pero se le asciende hasta el propio gabinete de Rajoy, y, aunque se le mantiene en la Ejecutiva, se le ‘rebaja’ el rango a
Miguel Arias Cañete, que pasa a presidir el Comité Electoral Nacional, un buen cargo, por otra parte, pero acaso objetivamente inferior al que venido desempeñando.
Por otro lado, Rajoy ha utilizado los cargos nombrados por el Congreso para la Junta Directiva Nacional para completar esa ‘integración’ que ha venido pregonando, pero también para dar cumplimiento, acaso, a determinados compromisos. Ahí ha metido como miembros a personas descolgadas como
Álvarez del Manzano, el valenciano y ex director general de la Policía,
Juan Cotino, el catalán
Alberto Fernández Díaz –a su hermano, Jorge, lo ha metido en la CEN-, al vasco
Carlos Urquijo, a la ex ministra
Isabel Tocino o a ya citado consejero de la Comunidad de Madrid,
Manuel Lamela.
Y para finalizar, las mujeres se quejaban de que aquí no hay paridad: efectivamente, no existe la famosa relación del 60-40.
Lista definitiva del equipo de Rajoy