La Iglesia Católica de Bolivia ha convocado para este lunes a las autoridades de Santa Cruz, Beni, Pando, Tarija, Cochabamba y La Paz.
La intervención de la Iglesia intenta desactivar una nueva ola de protestas y lo que podría ser una definitiva división de ese ya fragmentado país.
Bolivia es una de las naciones de la región con mayor conflictividad social. Con mayoría de población indígena, siempre fue gobernado por blanco-mestizos.
Pero la mayoría que eligió al dirigente cocalero y líder indígena Evo Morales pensó que su presencia en el poder acabaría con la división y la violencia. Y no ha ocurrido aquello, sobre todo a raíz de la convocatoria a una Asamblea Constituyente, que tomó decisiones que marginaron a un buen sector de la sociedad y produjeron episodios de violencia insospechados.
La aprobación de la Carta Magna en un recinto militar y en medio de protestas agudizó la conflictividad.
Algunas localidades exigen ahora sendos referendos para mayo o junio, a fin de formar sus propios gobiernos autónomos, ya que rechazan la Constitución, a la que califican como “indigenista”.
La Iglesia Católica, de enorme influencia, intentará calmar los ánimos mediante el diálogo. Apenas días atrás, en una localidad no distante de La Paz, un grupo de manifestante ingresó a una radio y golpeó a un periodista por discrepar con lo que decía. Horas después falleció por efectos de la paliza.
Ojalá se imponga el diálogo, única forma de solventar las diferencias.