Los medios cumplieron con su papel de alertar a la comunidad sobre posibles ataques de los guerrilleros, según un ex-Jefe del Consejo de Seguridad. Los pobladores de las vecindades de la frontera con Colombia no creen que un comunicado, cierto o falso, haga la diferencia. La reacción correcta, tanto de la Policía Nacional como la de los vecinos del área, es la de prepararse para cualquier eventualidad relacionada con las reacciones que pudieran causar en los guerrilleros haber perdido a 6 de sus compañeros. La Policía Nacional reforzó la frontera ante cualquier evento armado.
Una vez allanado el local en La Chorrera, fueron decomisadas más de 15 computadoras (discos duros) donde presumiblemente estará la información que será analizada para ver cuánto se puede saber sobre el origen del comunicado de las FARC, que amenazaba al gobierno panameño con incursiones armadas, secuestros y otras acciones guerrilleras, si los combatientes detenidos no eran puestos en libertad y devueltos al Frente 57 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
El segundo vicepresidente panameño, Rubén Arosemena, fue más ligero y clásico en sus declaraciones, al afirmar que el presumiblemente falso comunicado es una acción de grupos para crear zozobra en la vida nacional. Panamá vive un momento de tensión, producido por enfrentamientos de obreros de la construcción que reclaman más seguridad en las obras, entre otros 9 puntos que son reivindicaciones históricas, como el precio de la canasta básica, seguridad en las calles, renuncia del ministro de Gobierno y Justicia y el director de la Policía Nacional, aumentos salariales y congelamiento de los precios al consumidor.
La frontera con Colombia es un tapón selvático infranqueable, lleno de pantanos, vida salvaje y clima apabullante, que es utilizado por mulas humanas que trafican drogas, guerrilleros colombianos, aventureros extremos y turistas. En esa selva, raras excepciones, se hace caso omiso de los encuentros casuales con otros grupos, principalmente si andan fuera de la ley. Los guerrilleros saben que no deben violentar el lugar que los acoge para descansar o curar heridas, en caso necesario.