A estas alturas de la guerra de guerrillas entre Florentino Pérez e Ignacio Sánchez-Galán, nadie duda que “la batalla de Iberdrola” se anuncia como el gran tema de interés informativo, en el ámbito de la economía real, para inmediatamente después de las elecciones del 9 de marzo. Los protagonistas son, en estos momentos, de los grandes primeros espadas de la vida empresarial española, más expresamente vinculado a la política Florentino Pérez, pero políticos los dos, tanto, que cada día que pasa es más difícil separar la política de la economía en el análisis de sus movimientos.
Preside Florentino Pérez la que probablemente es una de las mayores empresas de servicios del mundo y aspira, con los últimos movimientos, a convertir ACS en la primera constructora del ámbito occidental. Preside Ignacio Sánchez-Galán la primera empresa española del sector de la energía, ya por delante de Endesa, y a la que ha convertido en la cuarta o quinta energética del mundo. Los dos son expertos en movimientos estratégicos, con lo que la batalla promete sobresaltos e importantes emociones.
No se andan con chiquitas. Este último martes, Iberdrola denunció nada menos que al Estado francés ante la Comisión Europea, por entender que el blindaje estatal de EDF vulnera los dos pilares de la unidad de mercado en la Unión Europea, esto es, la libre circulación de capitales y el derecho de establecimiento. En efecto, de una u otra manera, el Estado francés controla directamente más del 80% del capital de EDF y su consejo de administración, nombrando de hecho, entre directa y poco indirectamente hasta 14 de los 18 consejeros.
EDF es por tanto una compañía estatal, lo que hace más grave el pacto “discreto” entre Rodríguez Zapatero y Sarkozy, por el que el gobierno español facilitará la entrega de Iberdrola a la gigante estatal francesa EDF, y que ha trascendido a los medios informativos nacionales e internacionales, sin que por ahora se conozcan las contrapartidas políticas de tan singular alianza, en la que algunos sospechan que cada uno de los protagonistas ha jugado con cartas marcadas y voluntad de engañar al otro.
Después de la entrega de Endesa a la italiana ENEL, también bajo control estatal, Sarkozy jugaba con la ventaja de conocer el escaso empeño que en cualquier caso pondría Rodríguez Zapatero en defender la españolidad de Iberdrola, tanto más cuando se encuentra dolorido con los dirigentes políticos vascos por no haberle ayudado en las fracasadas negociaciones con ETA. No siempre las afinidades ideológicas coinciden con los grandes intereses económicos, y lo cierto es que la democristiana Merkel y el conservador Sarkozy, que tampoco es que sean uña y carne política, son inevitables competidores en el sector de la energía.
Cualquiera entiende que E.ON y ENEL podían finalmente ser conducidos a repartirse Endesa, porque detrás de E.ON sigue, no demasiado oculta, la largo mano de Putin y el poder energético de Rusia, al que sirve el desdichado ex canciller Schroeder. ¿Podrían en cambio entenderse, para un eventual reparto de Iberdrola, la francesa EDF y la alemana RWE? No, no pueden. Es más, una lógica de soberanía española y protección de todo lo que Iberdrola ha significado y debiera seguir significando para el País Vasco, llevaría a un gobierno que no tuviera los compromisos y servidumbres de Rodríguez Zapatero, a propiciar exactamente lo contrario, es decir, una alianza de Iberdrola con RWE para dejar en su sitio la depredadora voracidad francesa.
¿Cuántas veces habrá que repetir que, desde luego también en política, pero mucho más en economía, conserva plena vigencia aquello de que el vecino es el enemigo y por tanto, el vecino del vecino es el amigo que conviene? En todos los órdenes, son las alianzas con Alemania y el Reino Unido en Europa, y la trasatlántica con Estados Unidos, lo que conviene al interés de España. Cuanto más estrechas sean las relaciones políticas, comerciales y empresariales de España con esos tres grandes países, mejor estaremos en el escenario internacional y mejor protegidos y promovidos estarán nuestros intereses económicos.
Claro está que una cosa son los movimientos de las piezas sobre el tablero de juego y otra muy diferente las manos, mucho más invisibles que la famosa del mercado, que actúan desde las sombras, bajo el tablero de juego. Sorprende por ello la, al menos, aparente ingenuidad de Sánchez Galán al acudir a la CNE para limitar los derechos de ACS dentro del capital de Iberdrola, donde controla directamente más del 12% y quién sabe si de forma menos expresa un porcentaje difícil de precisar, y mucho menos de demostrar, pero que algunos conocedores de los mercados, estiman entre el 7 y el 9% más. Claro que esto último, mientras no haya datos precisos, no pasa de “leyenda urbana”.
En cualquier caso, y habida cuenta de que ACS controla de hecho Unión Fenosa, competidora de Iberdrola y donde tiene hasta el 45% del capital, es verdad que podría considerarse razonable una limitación de derechos políticos dentro de Iberdrola, pero conocida por los hechos la ductilidad de la Comisión Nacional de la Energía a las señales que vengan de La Moncloa, sería sorprendente que aceptase el requerimiento de Iberdrola. En todo caso, cuando estas líneas se publiquen sabremos lo sucedido, aunque en los círculos económicos se da por descontado que la CNE no atenderá el requerimiento de Iberdrola. Como Sánchez Galán no se va a rendir, porque le va en ello su supervivencia, es seguro que a varios importantes bufetes de abogados les esperan sabrosas minutas por una y otra parte.
Hay otra variable estratégica no menor, que es el valor emblemático, económico por supuesto, pero no sólo económico, de Iberdrola para el país vasco. ¿Puede permanecer pasivo un partido nacionalista, como es el PNV, ante un pacto político por el que se entrega Iberdrola a la estrategia energética y económica de Francia? Ni puede ni es previsible que permanezca pasivo. ¿Y las Cajas vascas? Cierto que el actual presidente de BBK, Xavier de Yrala, parece muy compenetrado con el presidente de ACS, Florentino Pérez, pero en Bilbao hace tiempo que se le ve “inestable” en el cargo y en malas condiciones, por ello, para enfrentarse tan directamente al poder nacionalista. En todo caso, habrá que estar atentos a lo que digan, que seguro que dirán algo, los dirigentes del PNV.
Incluso si finalmente el PSOE gana las elecciones del 9 de marzo, salvo que alcanzase la mayoría absoluta, seguirá necesitando no hacer saltar por los aires los puentes de diálogo con los nacionalismos moderados, uno de ellos, el catalán, sólidamente instalado ya en esquemas económicos liberales, y el otro, el vasco, por lo que se comenta, en fase de evolución en el mismo sentido, que se acelerará si mantiene o incluso acrecienta su grupo parlamentario en el Congreso, lo que prácticamente todas las encuestas dan por muy probable.
De momento, Florentino Pérez ha puesto las cartas sobre la mesa, para demostrar que no juega con menos firmeza, apoyos y resortes que su antagonista. El presidente de ACS, que define a Unión Fenosa como la cabecera de la actividad de ACS en el sector de la energía, y aun bajo la displicente cautela de advertir que no tomará ninguna decisión hasta después del próximo 9 de marzo, reconoce que la presencia de ACS en Iberdrola es una palanca estratégica para la creación de valor “a través de un proceso de consolidación” y encaminada a posicionar ACS como el accionista industrial de referencia en una gran compañía eléctrica de tamaño europeo
Para los interesados en esta guerra empresarial que promete varios años de fuertes emociones, quedan en el aire algunas cuestiones menores pero nada impunes y sobre las que sería conveniente que tuviéramos acceso a la verdad. ¿Ha sido Miguel Sebastián, el hombre de confianza económica de Rodríguez Zapatero, el puente o la correa de transmisión entre la estatal francesa EDF y Florentino Pérez, como se rumorea por los cenáculos de la capital? ¿Juega nada menos que el ex presidente Aznar algún papel en este entuerto? Lo primero parece no sólo posible, sino probable. Lo segundo es más raro, aunque nunca se sabe.
Hay más cuestiones en el tintero. ¿Puede descartarse o no un entendimiento entre Iberdrola y Gas Natural, aunque tenga que ser entre Sánchez Galán y Fainé? En términos estratégicos europeos, un paso atrás de Gas Natural ¿no impulsaría automáticamente que se produjeran tanteos entre Iberdrola y la alemana RWE? Queda además preguntarse, conocidas las pulsiones al intervencionismo político en la actividad económica que lastran todavía la modernización de este país, si será impune el resultado de las elecciones generales del 9 de marzo. Y esto último tiene, ciertamente, respuesta: no, no será impune. (Seguirá).