Londres, 2 de marzo de 2025 escenario para reflexionar sobre la paz y el poder
Un Mundo en Guerra
El 2 de marzo de 2025, Londres ha sido testigo de una reunión internacional envuelta en rumores y especulaciones de guerra. Según fuentes críticas con el establishment, este encuentro marcaría un giro en la geopolítica global: Europa buscaría reemplazar a Estados Unidos como principal impulsor del conflicto armado en Ucrania, mientras los medios de comunicación alineados con Bruselas y Madrid en nuestro caso, lanzan una campaña psicológica en favor de la guerra, al objeto de combatir el escepticismo hacia las élites políticas y económicas. Contra quienes se plantean preguntas incómodas sobre quiénes ganan y quiénes pierden en un mundo cada vez más polarizado, se lanzan acusaciones del poder contra las personas críticas y por la paz. Se habla de ruptura de los tratados internacionales escondiendo el acuerdo Gorbachov-Reagan que fue el primero en definir fronteras estratégicas e incumplir a sabiendas el de Minsk en 2015. Son unos mentirosos los líderes de la UE y quieren guerra.
Europa y el Fantasma del Reemplazo Estratégico
La idea de que Europa asuma un rol más agresivo en conflictos internacionales se enmarca en debates reales sobre autonomía estratégica. Tras años de dependencia de la OTAN, la UE ha incrementado su gasto militar, especialmente durante la guerra en Ucrania. Sin embargo, interpretar esto como un deseo de "sustituir a EEUU" es controvertido. Analistas como Ulrich Speck (European Council on Foreign Relations) señalan que Europa busca complementar, no reemplazar, a Washington, aunque divergencias como el apoyo a Israel o el trato a China pueden revelar fisuras, más aparentes que reales en mi opinión.
Y cuál es su solución ¿Fabricar dinero para la guerra? La crítica al gasto militar creciente (el presupuesto de defensa de la UE superará los 400.000 millones de euros en 2025) choca con la realidad de industrias armamentísticas que, efectivamente, se benefician. Pero equiparar esto con una "preparación para la guerra" omite contextos clave: las amenazas percibidas desde Rusia si se interviene tal y como reiteradamente se ha hecho facilitando misiles de largo alcance a Ucrania, que Rusia ha respondido solo con paciencia y amenazas. Pero también temen las elites europeas la presión social para priorizar bienestar sobre defensa.
Ucrania: ¿Símbolo de Democracia o Pieza del Tablero?
La narrativa que cuestiona a Ucrania como bastión democrático y acusa a sus líderes de buscar la escalada bélica tiene base en el golpe de estado del Maidan y en la solicitud de Zelenski de ingresar en la OTAN violando los acuerdos de Minsk. Mientras organizaciones como Transparency International señalan problemas de corrupción en Kiev, aunque una mayoría de ucranianos ucranianos apoyen la resistencia contra la ocupación. Lo cual es difícil de comprobar, pues todos los partidos socialistas y comunistas han sido ilegalizados y sus miembros sufren represión y cárcel.
No obstante, el escepticismo hacia la gestión de la guerra es válido: ¿hasta qué punto las potencias occidentales priorizan una salida diplomática? Datos del SIPRI muestran que el 68% de la ayuda militar a Ucrania proviene de EEUU, lo que alimenta teorías sobre intereses económicos encubiertos.
Nada garantiza que Ucrania sea una democracia. Nada permite entender que partidos europeos del espectro del centro-izquierda apoyen a un presidente represor y corrupto, incluso aunque condenarán la invasión rusa.
Trump, Biden y el Doble Rasero Imperial
La crítica a Trump como "imperialista" que negocia con conflictos (Ucrania, Palestina) para beneficiar a su base (empresas de energía, lobbies proisraelíes) tiene base en hechos: su reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel en 2017 y su retórica sobre "terminar guerras rápidamente" reflejan un pragmatismo mercantilista. Sin embargo, Biden tampoco ha sido un pacifista: su apoyo al bombardeo israelí en Gaza en 2023 generó condenas globales.
El argumento de que las derechas europeas apoyan a EEUU "gobierne quien gobierne" es parcialmente cierto: partidos como el RN francés o Vox en España han elogiado a Trump, pero también respaldaron sanciones a Rusia bajo Biden. Su “antiglobalismo” convive con un alineamiento atlantista contradictorio, también mienten.
Globalismo vs. Soberanía: La Batalla Cultural
Acusar a "Europa" de priorizar el globalismo sobre la democracia toca fibras sensibles. El Tratado UE-Mercosur, las políticas migratorias o la subordinación a corporaciones tecnológicas alimentan este relato. Pero ¿es el globalismo un proyecto monolítico? Think tanks como Bruegel destacan que la UE defiende estándares ambientales y laborales, aunque a menudo ceda a presiones empresariales.
La izquierda y los verdes "woke", acusados de avalar guerras bajo banderas progresistas, enfrenta su propia paradoja: ¿cómo conciliar el apoyo a Ucrania con la crítica al militarismo? Figuras como Noam Chomsky han denunciado la hipocresía de defender derechos humanos bombardeando países.
Censura, Represión y el Silencio Incómodo
La preocupación por la censura no es infundada. Leyes como la Digital Services Act de la UE, diseñada para combatir desinformación, podrían usarse para suprimir voces críticas. Casos como la suspensión de cuentas pro-palestinas en redes sociales en 2023 avivan este temor. Las medidas antidesinformación con autoritarismo requiere una respuesta: ¿dónde está el límite entre seguridad y libertad?
Rumania: ¿Espejo de la Democracia Europea?
Mencionar a Rumania como ejemplo de democracia europea es irónico. La suspensión primero de un proceso electoral y la detención del candidato más votado después, acusado de pro-ruso, desautorizan cualquier afirmación posterior de que Europa UE es un bastión de la democracia.
Afirmar que Robert Fico es de extrema derecha por defender la paz, tras haber sufrido un duro atentado por pedir el final negociado de la guerra y lo mejor para el pueblo eslovaco, es una mentira repugnante contra el mandatario europeo más sensato y demócrata.
Soberanía y Luchas Cotidianas: El Precariado frente a la Guerra
El llamamiento a defender "techo, pan y dignidad" resuena en un continente donde el 20% de los jóvenes están en riesgo de pobreza según (Eurostat, 2024). Mientras los gobiernos invierten en defensa, movimientos como Viviendas Para Todos en España exigen soluciones a la crisis habitacional. La paradoja es clara: ¿cómo justificar gastar miles de millones en armas cuando faltan hospitales, escuelas y vivienda pública asequible?
Conclusión: ¿Paz en un Mundo Fracturado?
Quienes criticamos tanto el imperialismo como al globalismo no somos necesariamente trumpistas o fascistas, sino voces que reclaman un camino distinto: priorizar derechos sociales, desmilitarizar la política exterior y escuchar al 80% de la humanidad que, desde el Sur Global, busca justicia sin intervenciones occidentales. La paz no será posible sin abordar las desigualdades que alimentan los conflictos. El socialismo aboga por la paz para alcanzar la igualdad en un mundo injusto y con cada vez más pobreza.