El ex presidente de la RFEF y principal acusado del juicio, Luis Rubiales, ha declarado hoy ante el juez y ha insistido en que el beso a Jenni Hermoso fue consentido.
Ha dicho estar "totalmente seguro" de que la futbolista le dio su consentimiento para besarla en los labios. Ha insistido en que fue un "gesto de cariño" y que fue "consensuado", aunque ha admitido que fue un error.
"Yo me equivoqué y metí la pata. Es una obviedad que reconocí desde el primer momento. Me comporté como un deportista que había ganado, uno más del grupo, y tendría que haber estado en un papel más institucional", ha subrayado.
"Jenni cuando se acercó me puso una cara que era porque a pesar de ser campeones había fallado un penalti, le dije que lo olvidara. Ella me apretó muy fuerte debajo de las axilas, me levantó y al bajar le dije '¿te puedo dar un besito?' y me dijo 'vale", ha remarcado.
También ha negado haber presionado a Hermoso para que le quitase importancia al asunto o para frenar el escándalo.
Un perito de lectura confirma que Rubiales preguntó
Hermoso ha negado en todo momento que el beso fuese consentido, pero el perito de la defensa de Rubiales, David Morillo, ha asegurado que sí le preguntó.
Ha ratificado que el ex de la RFEF le dijo "¿te puedo dar un besito?" y ha remarcado que "no hay margen de error". Morillo es sordo de nacimiento y ha asegurado, tras ver los clips del momento del suceso, que eso es lo que se interpreta de la lectura.
Pero a las preguntas de la Fiscalía ha matizado que sólo analizó un fragmento de "2 segundos" visto en redes, pero en ese ángulo no puede confirmar si la futbolista habló o no para dar su consentimiento.
La fiscal también le ha preguntado si le hubiese dado un beso si hubiese sido un hombre, a lo que Rubiales ha respondido que "sí", matizando que "si hubiese tenido una relación de confianza". De hecho, ha añadido que "se ha comido a besos" a muchos futbolistas.
Ha reconocido que le pidió a Hermoso que saliese con él en el vídeo, pero que no le presionó. En cuanto a Jorge Vilda (entrenador de entonces y ahora imputado), ha admitido que "le comentó" que iba a hablar con el hermano de la futbolista, pero ha negado que él diera la orden.
En todo momento ha mantenido que ella sí aceptó el beso y que aunque no fueron las mejores formas, no hay delito. "Tenía muy claro que no tenía que dimitir porque no había hecho nada malo", ha señalado.
Al ser preguntado por el protocolo antiacoso de la Federación, que recoge el tema de los besos forzados, ha vuelto a insistir en que no fue así. "Eso no fue lo que pasó. Fue un signo de cariño, me inspiró ternura porque venía apesadumbrada porque había fallado un penalti", se ha defendido.
El juez vuelve a regañar a todos
El magistrado José Manuel Clemente Fernández-Prieto ha vuelto a ser protagonista de la sesión por sus reprimendas a los presentes en la sala.
Ya en la primera sesión del juicio se hizo viral por sus formas de responder, tanto a abogados, fiscales como a los propios testigos; y sigue sin dejar pasar ni una salida de tono o de tema.
Hoy ha llamado la atención de Rubiales por hablar sobre el tema de su no dimisión, pero el juez le ha frenado e insistido en que no se estaba juzgando ese tema.
"Estamos enjuiciando hechos concretos. No se está juzgando si usted debía o no dimitir", le ha reprochado. Le volvió a pedir que se ciñera a los hechos cuando ha hablado de besos a otros futbolistas.
Y con la fiscal y abogados ha vuelto a tener que intervenir en varias ocasiones por discrepancias sobre las preguntas, la relevancia...etc.
De hecho, ha finalizado la sesión con un sonoro "me tienen agotado" y ha dado carpetazo a la sesión hasta el día siguiente.
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