Ayer el BCE recortó los tipos de interés en 25 pb, dejando la tasa de depósito en el 2,75% y abriendo la puerta a una mayor relajación monetaria en un momento en que la preocupación por el débil crecimiento ha superado a la inquietud por la persistente inflación. La de ayer fue la quinta bajada de tipos desde junio, y los mercados esperan dos o tres más este año. La presidenta del BCE se mostró confiada en que la inflación, actualmente en el 2,4%, alcance el objetivo del 2% de forma sostenible a lo largo del año.
En cuanto a la decisión de recortar los tipos, afirmó que fue respaldada de forma unánime por los miembros del Consejo. Añadió que los riesgos para el crecimiento siguen inclinándose a la baja y que mayores fricciones en el comercio mundial podrían lastrar la economía de la zona euro al frenar las exportaciones y debilitar el crecimiento global. Los datos preliminares de Eurostat publicados ayer mostraron que la economía de la zona euro registró crecimiento cero en el cuarto trimestre. Alemania y Francia se contrajeron, un 0,2% y 0,1%, respectivamente. Por ello, se espera que el BCE mantenga su política de relajación, incluso después de que la Reserva Federal haya decidido mantener los tipos sin cambios el miércoles. Lagarde destacó que la magnitud y secuencia de futuras reducciones dependerán de los datos económicos en las próximas semanas.
Sin embargo, algunos miembros del Consejo de Gobierno han señalado que cualquier recorte adicional a partir de marzo podría generar un debate más intenso. Además, la incertidumbre sobre posibles aranceles comerciales por parte del gobierno estadounidense añade presión a la política monetaria del BCE.