No hace mucho, el gran debate era el encaje en el equipo del Real Madrid de Kylian Mbappé. Algunos incluso se atrevían a afirmar que el club había fichado a un gran jugador pero que hacía peor al conjunto.
Si algo positivo puede sacar el Madrid de la desastrosa final de la Supercopa de España perdida por 2-5 ante el Barça es que el francés está ya al nivel que se esperaba.
Mbappé lo hizo todo: marcó, provocó un penalti, asistió a otros compañeros que no pudieron definir, lanzó a puerta varias veces sin fortuna...
Los pecados del Madrid
Sin embargo, muchos problemas tiene Carlo Ancelotti en este Madrid. Se empeña en cubrir los huecos de sus bajas por lesión con jugadores que no rinden en esos puestos.
Especial problema en la zaga. El invento de Lucas Vázquez como lateral derecho reconvertido debería tocar a su fin por el bien de los blancos. El gallego rinde en partidos sencillos, pero cuando toca disputar encuentros de élite no puede estar a la altura y es un agujero para el equipo. Ancelotti se niega a recurrir al mercado o apostar por canteranos, cuando éstos sí han rendido cuando han tenido oportunidades. Mucho se echa de menos a Carvajal.
El otro agujero está en el centro de la defensa Rüdiger está muy solo y Ancelotti se empeña en reconvertir en central a Tchouaméni, que como pasa con Vázquez, no tiene demasiados problemas ante rivales asequibles, pero no en estos duelos como el Clásico ante el Barça. El francés fue un agujero y un problema serio, y la mayoría de los goles vinieron por fallos de su colocación en la zaga.
El lateral izquierdo es otro dolor de cabeza para el técnico italiano. Ferland Mendy ya no es el que era, seguro en defensa aunque no tuviera juego arriba. Ya ni siquiera defiende como un muro y Lamine Yamal le bailó todo lo que quiso, y Fran García, aunque es un recambio de garantías para dar relevos, no está a la altura de ser titular en el Madrid.
Así que en toda la defensa, sólo el alemán Rüdiger le da buenas noticias a Ancelotti, quien se niega a dar la alterantiva de manera definitiva a Raúl Asencio, que siempre que juega lo hace bien.
Vinicius, desaparecido
El 'The Best' de la FIFA ha empezado el año de manera terrible. Una expulsión en Valencia, fuera de concentración ante el Mallorca y aportando poco... Ante el Barça, Vinicius no sólo no tuvo su día, sino que perdió todos los balones que jugó. Restó más que sumó en un día en el que sus compañeros le necesitaban. Vio otra amarilla más y le perdonaron la expulsión por segunda tarjeta.
Para eso surgió un imperial Mbappé, quien no fue suficiente para tapar mil huecos y hacer milagros. Sólo Rodrygo estuvo a la altura en la delantera, con poca ayuda esta vez de un discreto Bellingham, que hizo uno de sus peores partidos que se le recuerda, desaparecido en combate y perdiendo casi todos los balones.
Dudas en el centro
Tampoco satisface el rendimiento del centro del campo. Tras un inicio de temporada con muchas dudas, parece que el Madrid iba superando poco a poco la retirada de Toni Kroos, pero fue un espejismo.
Camavinga, que hizo un partidazo ante el Mallorca, volvió a sembrar dudas cuando más hacía falta, en este Clásico. No sólo fue superado por sus rivales, sino que cometió un penalti absurdo ante Gavi que sentenció a los suyos.
Por si fuera poco, Valverde deja de ser Valverde al estar fundido físicamente, y demuestra que no puede tampoco liderar la medular porque le falta algo de fútbol en sus piernas como para eso. Recupera, corre, es un pulmón... pero no da soluciones a sus compañeros cuando hace falta tomar el timón. Dicho suavemente, el uruguayo es una grandísima aportación al bloque, pero no puede salvar al equipo de manera individual, como hacen los cracks.
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