Queda casi un año para que haga cincuenta de la muerte de Franco pero ya lo vamos a conmemorar con nada menos que un centenar de actos, para lo que se ha nombrado un “comité de expertos” y cuidado porque lo de los expertos no es el fuerte del Gobierno, ya lo vimos en tiempos de pandemia, y estos parece que tampoco andan muy finos.
Bajo el lema “España en libertad” nos espera un 2025 con un sinfín de actos para celebrar la llegada de las libertades a España y, sin embargo, cuando los ciudadanos pudieron elegir libremente a sus representantes no fue en 1975 sino dos años después. La democracia que hoy disfrutamos comienza con nuestra ejemplar Transición, esa que hoy quieren borrar, que culminó con la aprobación de la Constitución por las Cortes Generales y fue refrendada por los españoles en 1978.
Supongo que entre tanto acto cuenten con el Rey Emérito, Juan Carlos I, que fue la consecuencia directa de la muerte de Franco -lo de elegir a dedo ya viene de antaño-. Aunque no sé yo, porque entre las mentiras, las medias verdades y los relatos están construyendo una historia a la medida de sus necesidades; luego que si “vamos a combatir los bulos, las fake news…”, eso que se ya parece haberse convertido en el comodín cuando las noticias son incómodas.
Hablan de memoria, de no olvidar, salvo para la tragedia de hace poco más de un mes, volvemos a las víctimas de primera y de segunda. Pudiendo ir donde te aplaudan ¿por qué vas a arriesgarte a que te abucheen? El funeral por las víctimas de la Dana en Valencia, efectivamente no era de Estado, pero hay cosas que no siendo una cuestión de Estado sí lo son de humanidad. Gobernar es estar y, en muchas ocasiones, aguantar el tirón. El Presidente debió estar en el funeral por respeto y dignidad hacia los fallecidos, sus familias y aquellos que han perdido sus vidas, sus sueños y todo lo conseguido durante años.
“Pasaré a la historia por haber exhumado a Franco”, dijo Sánchez y a este paso por lo que va a ser recordado es por resucitarlo, porque en este casi medio siglo de su muerte nunca ha estado más vivo. Por supuesto que hay que honrar y resarcir a las víctimas de la dictadura y de la guerra civil, lo que no está bien es confundir ni enfrentar. La realidad es que
llevamos más años de democracia que de dictadura y la memoria democrática debería servir al menos para recordarlo. Las efemérides se celebran cuando son no cuando conviene al antojo de algún interés. Será cosa mía, pero no termino de ver lo de gobernar para los vivos resucitando muertos.