Si hacía falta un nuevo resultado negativo para hablar abiertamente de una crisis deportiva en el Real Madrid, éste ha llegado: 1-3 ante el AC Milan en el Bernabéu.
La cuarta jornada de la nueva Champions ha supuesto un disgusto para los blancos, que se hunden en la clasificación europea y saltan todas las alarmas por el descontrol en el equipo.
Carlo Ancelotti parece haber perdido el rumbo con sus pupilos, que si hace tan sólo unos meses reinaban en España y Europa sin casi resistencia, ahora son un conjunto endeble.
Casi remontada... pero no tocó
Confió todo el Madrid a sus famosas remontadas épicas, porque se encontró rápidamente con un tanto en contra. Poco pudo hacer Lunin, sustituto de nuevo del lesionado Courtois, ante el remate de cabeza de Thiaw en el minuto 14. No fue bien marcado por los merengues y saltaban las primeras alarmas.
Se arregló pronto, parecía, con un empate que hacía Vinicius de penalti tras ser el jugador que provocaba la pena máxima en uno de sus famosos despliegues en el área, siendo derribado por Emerson en el '22.
Y cuando parecía que en cualquier momento podría llegar el 2-1, Morata, un viejo conocido y al mismo tiempo enemigo, hacer el 1-2 y comenzar con la noche negra en la Casa Blanca.
Leão remataba a puerta y tras una salvada de Lunin en primer términio, el rechace favoreció al ex rojiblanco, que marcaba a placer en el '40.
Segundo tiempo caótico
En la segunda parte parecía que habría reacción, y es cierto que hubo ocasiones de sobra para al menos un empate con sabor a salvación. Pero los riesgos de querer dar un vuelco al marcador y dejar muchos huecos atrás, con la defensa adelantada, dio otro disgusto a los de Ancelotti. En el 73’ llegaba el 1-3 con el tanto de Reijnders, que se coló hasta el área pequeña a placer.
Incluso con el 1-3 hubo momentos para soñar con la remontada. Hacía el 2-3 Rüdiger tras un rechace y encontrase con el balón en el área, pero segundos antes había partido, por poco, de posición adelantada. El VAR lo revisó y fue la sentencia para la Madrid en una noche aciaga.
Mbappé, Vinicius, Brahim, Bellingham o Rodrygo lo intentaron de todas las maneras posibles, pero no era su día y el marcador no se movió más.
Mucho por trabajar ahora para Ancelotti padre e hijo, que consideran que se les está yendo el control del equipo, con mucho desorden y falta de compenetración de líneas. Y piernas, como se suele decir en el fútbol. Faltan piernas.
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