Los ojos de este tierno infante son inconfundibles: denotan tristeza, una señal de identidad que, al decir de los que le conocen, le ha acompañado a lo largo de los años. Es la ‘pareja’ de la niña que veíamos anteriormente. Claro, que hay que parejas bien y mal avenidas.
Se trata de un niño con una exquisita educación y ‘muy bien mandado’; vaya, que ha hecho todo lo que han pedido en su partido -ya sabemos, por tanto, que es un político-. Dicen algunos que tiene lágrima fácil, sobre todo cuando no se cumplen sus sueños.
¿A que ya saben quién es? Si no es así, pinchen sobre la imagen y descubran quién es la niña.