Conmoción, y nunca mejor dicho, en el fútbol turco: el presidente del Ankaragücü ha protagonizado un vergonzoso incidente en el último partido de liga.
Faruk Koca bajó al terreno de juego y una vez sobre el césped agredió al árbitro Halil Umut Meler con un puñetazo. El colegiado quedó con la cara hinchada y una fuerte conmoción, con diagnóstico de "traumatismo craneoencefálico".
Koca, que veía a su equipo hundirse en la tabla, en el puesto 11, bajó al terminar el partido para protestar por su arbitraje, pero violentamente actuó con esta actitud.
El Ankaragücü iba ganando 1-0 pero le empataron en el minuto 97, culpando la afición al colegiado por extender demasiado el encuentro.
Además, antes, en el minuto 51, el árbitro Meler había mostrado tarjeta roja a un jugador loca, que terminó condenando a los suyos.
Este martes se ha conocido que el árbitro, Umut Meler, ha anunciado su retirada del fútbol.
Además, se suspende de momento la temporada en Turquía y el Ankaraguçu podría ser descendido de categoría.
Consecuencias penales
El incidente de agresión no quedará en un mero trámite deportivo o sanción disciplinaria. El país le llevará a juicio por agresión, explican las autoridades turcas.
La policía local, que tuvo que intervenir en la trifulca, tomó nota de la agresión y trasladó el caso a las autoridades. Así lo ha confirmado el ministro del Interior, confirmando que habrá juicio.
El ministro de Justicia también condenó los hechos y prometió mano dura contra este tipo de violencia en el fútbol.
Al final, tal fue el revuelo originado, que hasta el presidente Erdogan salió en redes sociales a condenar lo ocurrido en Ankara: "El deporte es paz y hermandad. En el deporte turco nunca permitiremos la violencia".
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