Estamos impactados con el posible suicidio de dos mellizas de 12 años en Oviedo.
Habrá que estudiar en una autopsia psicológica las causas. Porque causas hay. Y posiblemente en la red o de otra forma hayan dejado testimonio del mismo.
Sin apuntar a nada específico, sí hemos de constatar que la mayor razón de suicidio infanto-juvenil viene de la mano del acoso escolar.
Hemos de añadir que el vínculo, que el apego, entre gemelos y mellizos es de tal nivel que como dejó escrito una de las hermanas del Sallent “no quiero morir, pero te acompañaré”.
Llegados a este punto debemos hacernos al menos una pregunta: ¿Existe una conducta mimética ante un hecho tan luctuoso?
Los profesionales, los clínicos, estamos diciendo que hay que hablar del suicidio, pero explicamos también de la forma en que hay que expresarse y más cuando se refiere a niños, evitando detalles que nada aportan y que sin embargo pueden dar ideas.
Podemos engañarnos y creer que es una coincidencia lo que ocurrió con las gemelas argentinas hace tres meses, y hoy con las gemelas rusas en Oviedo. Pero nos equivocaríamos. Debemos buscar el factor de causalidad. Gemelas. Más o menos la misma edad. Nacidas fuera de España. Y seguro con un sufrimiento que las superó.
Las noticias, los sucesos dejan de serlo con el tiempo, pero tenemos la obligación de estudiar hechos tan lamentables para en la medida de lo posible prevenir otros futuros.