Alguien, pongamos que Pepiño Blanco—que para eso está—debería recordarle a ZetaPé que las elecciones del 9 de marzo se celebran en España… O sea que a Turquía, Irán, los Emiratos Árabes, Kuwait, Arabia Saudita, Indonesia e tutti quanti, como que, en el mejor de los casos, no les tocan comicios y, en el peor y mayoritario, pues como que no tienen costumbre de que los ciudadanos se acerquen por las urnas, para elegir el Gobierno del pueblo y para el pueblo. Pero nada, que el actual inquilino de La Moncloa, como que ya ha disuelto constitucionalmente las Cortes y en algo tiene que ocuparse el buen hombre, al menos entre mitin y mitin, ¿verdad?
Ciertamente, amadísimos, globalizados, megaletileonorisofiados y alianzados niños y niñas que me leéis, hoy, 15 de enero de 2008, The Day After, Rodríguez Zapatero se ha marcado el tanto de la imagen internacional. Aprovechando la presencia del mandamás turco, se ha organizado un agasajo postinero con la crema de la civilidad del mundo mundial. Tocaba una de Alianza de Civilizaciones, que para algo ZetaPé es el inventor del concepto. Es una cosa de lucimiento, así sobre el papel. La forma de soltar en el Foro de las Naciones eso de “venga, vamos a llevarnos bien”. Talmente un encuentro entre concepciones muy dispares de la vida. Por ejemplo, la de los laicos y la de los creyentes; la de los cristianos y la de los musulmanes; la de los judíos y la de los budistas; la de los europeos y la de los africanos. Algo que está entre la cuadratura del círculo y una transversalidad entendida como una espiral ascendente y descendente. Algo así como el Limbo, donde no hay frío ni calor, ni carne ni pescado, ni chicha ni limoná.
Naturalmente, pequeñines/as míos/as, los invitados extranjeros, supermegagradecidos, que para eso han venido a Madrid gratis total, con la única obligación de hacer bulto en la sesión plenaria, que luego, para compensar el peñazo en plan simposio de especialistas en lingüística estructural –un suponer--, la organización ya se encargará de hacerles disfrutar, a mesa y mantel puestos, de las delicias que ofrece la capital del Reino de las Españas. Digamos que, para algunos de los asistentes, resulta la cara amable de la globalización.
No obstante, siempre hay gentes (las del PePé, sin ir más lejos) que puede pecar de suspicaces. Ver a Rodríguez Zapatero como apóstol de la paz universal les puede llegar a hacer exclamar eso de “Consejos vendo y para mí no tengo”. Porque, los aznaristas del Séptimo Día, que han vuelto a salir a la luz pública, con el sano propósito de ganar las elecciones del 14 de marzo de 2004, están bastante pirenaicos (o sea, más cabreados que una capra pyraenaica) con el bolos internacionales del buenazo de ZetaPé. Le acusan de hipocresía y de doble moral. Sí, amadísimos/as de mi paternal corazón. Tal y como os lo escribo. Porque los sociatas con Rodríguez Zapatero al frente, allá por el año 2003, pusieron a caldo concentrado a José María Aznar López, cuando alternaba con George Bush y con Tony Blair, en defensa de la civilización cristiana y occidental.
Porque lo de la reunión de las Azores fue eso. Una Alianza de Civilizaciones como el minarete de una mezquita (la de Bagdad, sin ir más lejos). Y, además, los tres aliados se comportaban civilizadamente entre sí. Y lo hacían de una forma ejemplar. Lo de Zapatero, por tanto, es un plagio. Otros, en las Azores, abrieron los caminos para que hoy, en Madrid, se haya podido hablar de Alianza de Civilizaciones y no de cruzada contra el infiel. Lo de la cruzada, naturalmente, queda fronteras adentro de España, que hay mucho ateo, agnóstico y laicista atentando contra la familia cristiana, ¿verdad, monseñores?.