¿Por qué el primero de ellos está filmado con una cámara, obviamente con todas las bendiciones oficiales, y el segundo, en cambio, con un móvil, con toda la deficiencia de imagen que ello representa?
¿Qué se pretendía al difundir estas imágenes macabras? ¿Demostrar el mundo que, efectivamente, Saddam había sido ejecutado? Lo cierto es que se han difundidolos momentos previos a la ejecución y los posteriores, pero no la ejecución misma. ¿Qué ha sucedido? Muchas respuestas a estas preguntas han de estar en Washington, más que en Bagdad. El caso es que la ejecución de Saddam ha indignado en cacillerías europeas, pero la indignación ante la difusión de los vídeos, transmitidos primero a través de la CNN, después por todos los canales de Internet, no ha sido menor.