"Ayúdanos a que la angustia y la confusión de quienes un día se perdieron por los senderos ciegos del odio, se agoten en su propia sinrazón y no nos hagan prisioneros de ella", afirmó el alcalde en su renovación del Voto de la Villa a la patrona, en la misa solemne celebrada en su honor en la Plaza Mayor de Madrid.
Además, pidió a la Virgen que no permita que "las palabras se gasten o nos aíslen" y que ayude a los ciudadanos a habitar "en un tiempo nuevo de serenidad, libres por igual de la ansiedad del futuro y la nostalgia del pasado".
El cardenal-arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, que presidió la eucaristía a la que asistieron miles de madrileños, se refirió en su homilía a la "historia cristiana de Madrid" y a la "increencia" presente en la actualidad como "marco último de la concepción y de la fundamentación de la vida de no pocos".
El arzobispo señaló que el Madrid de hoy necesita asentar de nuevo los fundamentos éticos de la vida en común "sobre los principios de la dignidad inviolable de la persona", tras lo cual denunció que "el tratamiento verdaderamente desalmado del derecho a la vida del no nacido, incluso en los últimos meses del embarazo de la madre clama al cielo".
A la celebración asistieron la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y la concejala de Empleo y Servicios al Ciudadano del Ayuntamiento, Ana Botella.
Tras la misa, gran parte de los asistentes acompañaron a la imagen de la Virgen de la Almudena por las calles del centro histórico de Madrid hasta la entrada principal de la Catedral de la Almudena, donde desde el jueves los fieles a la patrona le ofrecen flores.