La bolsa española ha cerrado uno de los mejores años de su historia. El IBEX 35 se elevó por encima de los 14.100 puntos y una revalorización de prácticamente el 32 por ciento. El 2006 ha sido el cuarto año consecutivo de ganancias y ha tenido indiscutibles protagonistas como el sector inmobiliario, el eléctrico y el financiero. Sin ninguna duda las operaciones corporativas que se han planteado en estos sectores y el auge de la construcción han estado detrás de las espectaculares revalorizaciones experimentadas por las acciones de empresas como BBVA, Santander, Bankinter, ACS, Sacyr, Endesa, cuyos títulos cerraron el viernes casi en 36 euros, por encima de la mejor oferta realizada por la alemana E.On.
La bolsa ha sorteado el alza del crudo, la subida de los tipos de interés, los miedos a un estallido descontrolado de la burbuja inmobiliaria norteamericana y en definitiva a todas las operaciones cerradas y fallidas que se han puesto encima de la mesa en el ejercicio que ahora acaba. Los analistas habían sido en general prudentes. Sus previsiones no superaban el 10 por ciento de ganancias para el IBEX en 2006 e igualmente se muestran prudentes para el año que comienza. Es difícil mantener este ritmo. Los ciclos se cumplen con cierta exactitud. Quizás por ello la apuesta generalizada es que se producirá una corrección. Es obvio que los movimientos convulsos que hemos visto este año y en los que se han visto inmersos muchas empresas puede que no se reproduzcan. Aún así, el problema es que nadie se atreve a decir cuándo, ni cuán profunda sería.
A nadie se le escapa, a pesar de los balances exageradamente triunfalistas de Rodríguez Zapatero, que en nuestro país hay algunas incertidumbres económicas y también políticas. Los desequilibrios de la economía española, creen los economistas que acabarán aflorando y que el crecimiento se ralentizará y esto afectará a las cuentas de las empresas y por tanto al valor de sus acciones en la bolsa y en general a los presupuestos familiares y de las empresas. Además, el panorama político está complicado. ¿Qué comunidad autónoma no quiere los privilegios logrados por Cataluña? Y, por supuesto, qué va a ocurrir después del atentado cometido por ETA el sábado, después de que el presidente nos dijera a los españoles que el año que viene íbamos a estar mejor que éste. En fin, nubarrones hay y de toda índole. Extremar la prudencia siempre es un buen consejo. Una vez más se lo doy.