El BCE inició ayer su programa de compra de deuda corporativa que ahora forma parte de su programa de estímulos diseñado para reactivar la inflación y el crecimiento económico de la zona euro. Según operadores de mercado, el BCE estaría comprando deuda de empresas en un horquilla de entre 3 y 5 millones de euros, fundamentalmente de grandes compañías, intentando diversificar sectores para evitar una distorsión de precios. Entre las operaciones más activas en el mercado secundario de este tipo de deuda se encuentran los títulos de la aseguradora italiana Generali, una emisión de deuda a 10 años del grupo Telefónica y títulos a cinco años de la francesa Engie. Tras comprar 1 billón de euros en bonos, soberanos en su gran mayoría, desde marzo de 2015, el BCE espera ahora que la incorporación de deuda corporativa no bancaria estimule a las empresas a invertir y acelere el crecimiento. Mientras, en el sector bancario, sobre todo alemán, el descontento por tener que pagar por dejar dinero en el BCE parece estar aumentando. Commerzbank, uno de los mayores bancos de Alemania, está considerando la posibilidad de reservar miles de millones de euros en bóvedas en vez de pagar la “multa” por dejarlo en el BCE. Una medida así de un banco con casi un 16% de participación del Estado representaría una de las protestas más significativas hasta la fecha contra los tipos de interés ultrabajos del BCE. Según funcionarios, aunque aún no se ha tomado una decisión, el banco ha discutido el tema con las autoridades alemanas. Un portavoz de Commerzbank afirmó que la entidad no está almacenando dinero "por el momento" y declinó comentar respecto a si podría hacerlo en el futuro.