Ayer el BCE presentó su informe semestral sobre la estabilidad financiera en el que señala que los riesgos financieros en la zona euro se han incrementado durante los últimos seis meses debido a las nuevas turbulencias en los mercados, los menores beneficios de los bancos y al sector asegurador como un potencial foco de problemas. Además el BCE advierte potenciales fuentes de riesgo para los próximos dos años como la volatilidad de los mercados, la baja rentabilidad del sector financiero, el exceso de deuda tanto pública como privada y una recuperación económica débil. En el informe se apunta que se pueden producir nuevos episodios de tensión en los mercados financieros generados por la situación de las economías emergentes y los bajos precios de las materias primas. En línea con lo manifestado en el informe de estabilidad financiera, la presidenta del Consejo de Supervisión BCE señalaba ayer que los bancos de la eurozona necesitan reducir sus elevados costes de funcionamiento y reforzar sus balances, y que el BCE está estudiando diferentes propuestas para gestionar los préstamos morosos. El BCE estima que los bancos de la eurozona tienen en balance alrededor de 900.000 millones de euros en préstamos morosos, circunstancia que limita la capacidad de dar nuevos préstamos y apoyar el crecimiento. Aunque el BCE argumenta que las soluciones como la transferencia a un “banco malo” sólo puede hacerse a nivel nacional debido a las diferentes regulaciones nacionales de los 19 países miembros.