Siguiendo el guión previsto, la Reserva Federal mantuvo ayer sin cambios los tipos de interés, pero expresó su confianza en las perspectivas de la economía estadounidense, dejando abierta la puerta para una subida en junio. El comité de política monetaria señala que el mercado laboral había mejorado aún más pese a la reciente desaceleración de la economía y que se mantenía atento a la inflación. No se puede decir que hubiese sorpresas, aunque hay un cambio respecto a anteriores citas: se centra más en la economía doméstica y elimina la mayor parte del lenguaje referido a los efectos del exterior. De hecho en el comunicado se retira la referencia a los riesgos globales, pero se indica que siguen vigilándolos en detalle. En general, el lenguaje utilizado no es tan premonitorio como el que hizo en octubre, cuando apuntó con claridad a una subida de tipos en diciembre. Ahora están en modo de “esperar y ver”, pero la puerta para una subida en junio se mantiene abierta. Hasta entonces, los datos de inflación van a ser decisivos. La Fed espera que se mantenga baja en el corto plazo, en parte debido a la caída en los precios de la energía. Por su parte, en la reunión del Banco de Japón el modo también ha sido el de “esperar y ver” para juzgar los efectos de su política de interés negativa. El BoJ ha mantenido estable su política, absteniéndose de expandir el estímulo monetario y desafiando las expectativas que tenía el mercado.