Esta semana dos reuniones de bancos centrales acaparan toda la atención: la de la Reserva Federal y la del Banco de Japón. La de la Fed se inicia hoy, pero hasta mañana no sabremos las decisiones que pueda adoptar la autoridad monetaria estadounidense. El mercado viene descontando desde hace semanas que posiblemente en esta cita se establezca el escenario para un aumento de los tipos de interés en junio, al cambiar su perspectiva sobre la economía para reflejar una condiciones más benignas. Algunos funcionarios de la Fed han venido mostrando su temor sobre la desaceleración de la economía global y las débiles ganancias que viene mostrando las grandes empresas del país. Lo razonable es que este temor se relaje con señales más concretas que las mostradas hasta el momento, de una mayor inflación y crecimiento. De hecho, aunque la economía estadounidense crea empleos y los precios al consumo han subido, la debilidad en las ventas minoristas y el comercio externo, así como los temores sobre la economía de China, son razones suficientes para que la presidenta de la Fed apele a la cautela antes de nuevas subidas de tipos en el segundo semestre. El jueves, el turno es para el Banco de Japón. La decisión que tenga que adoptar será complicada. Las perspectivas económicas muestran una economía débil, y el bajo consumo ha rebajado lo bastante las expectativas de inflación como para justificar otra ronda de estímulos monetarios. Y a ello hay que sumar la fortaleza del yen.