Tal y como se esperaba, ayer el BCE mantuvo sin cambios los tipos de interés en mínimos históricos. En la rueda de prensa el presidente señaló que el BCE comenzará a realizar compras de bonos corporativos en junio, dando un paso más en la política monetaria ultra-flexible con el objetivo de alcanzar el objetivo establecido en marzo de comprar activos por 80.000 millones de euros mensuales. El BCE ya había anunciado el mes pasado que comenzaría a comprar bonos corporativos emitidos por compañías que están basadas en la zona euro, que tuviesen grado de inversión y que no fuesen bancos. Ayer se dieron los detalles de estas nuevas compras que incluirán la deuda de empresas aseguradoras, con un vencimiento máximo de los títulos de 30 años y con un límite en cuanto al volumen del 70% de la emisión. El plan ha generado interrogantes, tanto sobre los riesgos que el BCE sumará a su hoja de balance al comprar deuda privada no garantizada, como con respecto al impacto sobre la inflación. Entre los más críticos con las nuevas medidas del BCE, el Gobierno alemán y su ministro de Finanzas, al que ayer el Presidente del BCE respondió diciendo que “el BCE tiene el mandato de proporcionar estabilidad de precios para toda la zona euro y no solo para Alemania y que el mandato está establecido por ley y que el BCE obedece a la ley y no a los políticos”. Además añadió que “la política monetaria no es muy diferente de la que se aplica en otras partes del mundo y funciona, simplemente denle tiempo".