No es que en la última semana haya cambiado el panorama económico a nivel global, pero lo cierto es que en los mercados parece haber menos nerviosismo. Las bolsas suben, lo hace también el precio del petróleo y el dólar se aprecia. Aunque en muchas ocasiones no es fácil encontrar argumentos para los movimientos de los mercados, ayer sí tuvieron algunos apoyos para justificar su menor pesimismo. En enero, la producción industrial en Estados Unidos aumentó a su mayor ritmo en 14 meses, una señal de que la economía recuperó terreno a inicios del año. Se trata del primer aumento en la producción industrial en cinco meses y podría ayudar a aliviar los temores de una recesión que han sacudido a los mercados y que acabaron con las apuestas de un alza de tipos de interés de la Reserva Federal en marzo. El dato mostró un avance del 0,9%, tras una caída del 0,7% en diciembre. A este sólido dato, se sumó la subida en el precio del petróleo después de que Irán expresase su apoyo a la iniciativa liderada por Rusia y Arabia Saudita para colocar un "techo" sobre los niveles de producción y apuntalar el mercado, aunque evitó ofrecer su colaboración para restringir la producción de petróleo. Pero ayer no todo fue tranquilidad. En los países emergentes no es fácil que se reduzca la tensión mientras sus divisas se deprecian y ponen en peligro los niveles de inflación. México es un claro ejemplo de ello, y fueron estos argumentos los que esgrimió ayer el Banco Central para intervenir en el mercado.