Así lo ha indicado Ken Feinberg, que ha sido designado por VW para administrar el caso, sin duda por su gran experiencia en situaciones aún peores, como fueron las compensaciones después de los atentados del 11-S.
El pasado viernes, VW comunicó que posponía la publicación de sus resultados anuales, prevista para el 10 de marzo, así como su asamblea anual de accionistas, prevista para el 21 de abril.
Más de cuatro meses después de que surgiera el escándalo, la marca alemana todavía no ha recibido el OK para poder arreglar los vehículos afectados por parte de las autoridades estadounidenses.
Feinberg apuntó que le resultaría complicado cumplir su objetivo de arreglar el problema en el plazo de entre 60 y 90 días. Sin embargo, confía en su experiencia para llegar a acuerdos. “Mirando a mis casos anteriores, el 97% de las víctimas del 11-S aceptaron mi oferta, y este es mi objetivo para VW”.
El mes pasado, las autoridades regulatorias de Estados Unidos rechazaron el plan de VW para arreglar los modelos 2.0 afectados. En Europa, la Comisión Europea pidió al gigante alemán compensaciones para los compradores afectados, en la línea de lo hecho con los afectados en Estados Unidos, donde prometieron 1.000 euros por coche.