El precio de contado del barril Brent cerró ayer en Londres en niveles cercanos a los 29 dólares lo que supone el nivel más bajo desde principios de 2004. El descenso de las materias primas supone un mayor efecto deflacionista en las economías desarrolladas lo que aumenta las preocupaciones sobre los bancos centrales que están manteniendo una política monetaria ultraexpansiva como el BCE, el Banco de Inglaterra o el Banco de Japón. Además esto también supone mayores desequilibrios económicos en los países emergentes y productores de materias primas, por una fuerte disminución de los ingresos, lo que puede acentuar los déficits por cuenta corriente. Ayer, el presidente de la OPEP señalaba que los países miembros deberían de reunirse con carácter de urgencia en el mes de marzo, tres meses antes de lo previsto, en línea con lo acordado en la última reunión de diciembre en la que determinaron que “si el precio caía por debajo de los 35 dólares, deberían de pensar en celebrar una reunión extraordinaria”. La reunión no se va a convocar. Los bancos centrales se mantienen vigilantes al respecto, y mañana podremos ver lo que señala al respecto el BoE. Para conocer el análisis del BCE tendremos que esperar al día 21.