El Gobierno español no suelta prenda sobre sus planes para Malí, que Mariano Rajoy quiere consensuar al menos con el PSOE y Ciudadanos su debe tomar una decisión antes de que hablen las urnas del 20D. Desde Francia sí se ha filtrado que pasaría por reforzar el contingente español pero sin ampliar sus actuales funciones de adiestramiento de unidades militares en el sur del país. Es decir, no situaría tropas en el frente del norte, expuestas a la guerrilla tuareg.
Será, pues, algo parecido al apoyo que ha ofrecido Alemania, consistente en el envío de 650 soldados para reforzar su dotación actual, dedicada igualmente a tareas de formación. Incluso puede que la cifra final en el caso español sea muy similar.
En todo caso, la presencia actual de España en Malí no es en absoluto testimonial. Además de ser hasta ahora el contingente más numeroso, el general Alfonso García-Vaquero ha estado al frente de los efectivos de la UE en el país hasta el pasado agosto. Un coronel español está al frente de la base de Koulikoro, centro principal de formación del nuevo ejército maliense, y en el cuartel general se habla español en la mayoría de las secciones.
La presencia de tropas extranjeras en Malí es de por sí un laberinto comparable a su división política. Por un lado está la MINUSMA, la misión de la ONU con sus cascos azules desplegados en Bamako y en el norte, víctimas en los últimos meses de numerosos ataques de los distintos grupos rebeldes de Azawad, de las bandas yihadistas y hasta de los traficantes de drogas.
Por otro opera la EUTM Malí, la misión europea en la que se encuadran España y medio millar de soldados de más de 20 países, incluido un centenar de civiles. Debería haber concluido ya, pero ante el fracaso de la firma del Acuerdo por la Paz y la Reconciliación el pasado mayo se ha prorrogado hasta mayo de 2016, un plazo que con toda probabilidad se extenderá en el tiempo.
Interés estratégico
Por último está Francia por su cuenta y riesgo con 3.000 soldados en defensa de sus numerosos e importantes intereses en la zona, que abarcan además de Malí, Mauritania, Níger, Chad y Burkina-Fasso. Se trata de una operación militar en toda regla de una gran importancia estratégica en la que Hollande no piensa dar marcha atrás.
“Ante a este convulso escenario”, concluye el análisis del teniente coronel Jesús Díez Alcalde para el Instituto de Estudios Estratégicos, “la única opción es incrementar la eficacia y la operatividad de las Fuerzas Armadas de Mali para que puedan hacer frente a las múltiples amenazas reales del norte del país. Sin embargo, y ante la imposibilidad de conseguirlo de forma autónoma, es urgente reforzar la cooperación internacional, fortaleciendo la misión de Naciones Unidas (MINUSMA) y aumentado las donaciones que permitan equipar a las unidades malienses adiestradas por EUTM MALI. En caso contrario, la principal víctima seguirá siendo una población indefensa que lleva más de tres años soportando los envites de un conflicto sectario, criminal y terrorista: un desafío cuyas consecuencias, como ocurre con todas las amenazas transnacionales, serán cada vez más dañinas y evidentes fuera de las fronteras malienses”.