La concentración de nunca agradar
martes 04 de diciembre de 2007, 07:31h
Ni para una concentración contra ETA se ponen de acuerdo, pero, además, con la existencia de múltiples contradicciones. Resulta que las convocantes son las fuerzas sociales (sindicatos), pero quienes han negociado han sido José Blanco, por el PSOE, y Eduardo Zaplana por el PP.
¿Qué tenían que negociar? Tres cosas: lema, asistencia de representantes y manifiesto final y lectura del mismo. El lema estaba resuelto, pero asistencia y manifiesto dieron origen a tan graves problemas que UGT, CC.OO y hasta la CEIM estaban ‘sorprendidos’ por los problemas encontrados.
Primer problema: representación. El PSOE ya había decidido que Rodríguez Zapatero no podía acudir a ese acto. Se la jugaba. No podía exponerse a silbidos e insultos de exaltados, como el domingo en la Dirección General de la Guardia Civil, o como a Pedro Zerolo en la concentración de la FEMP. Ahora bien, decía Zaplana que si Zapatero no iba, Rajoy tampoco. Entonces, ¿quiénes iban a representar a los partidos, ya que al Gobierno no lo representaba nadie, ni siquiera los ministros de Zapatero?
Se decidió ya entrada la noche que acudieran Carme Chacón y Jesús Caldera, pero como miembros de la Ejecutiva Federal del PSOE. Eso habría la puerta a una ‘más alta representación’ por parte del PP.
Segundo problema: el manifiesto. UGT, CC.OO y CEIM, en realidad los convocantes, lograron consensuar con facilidad un manifiesto en la línea de lo aprobado el sábado en la reunión del Congreso de los Diputados. Desde CC.OO se propuso que se leyera ese manifiesto u otro similar y que lo leyera una figura relumbrante como es el presidente del Congreso de los Diputados, Manuel Marín. Pues no. Eran más los desencuentros entre el PP y el PSOE que los acuerdos. La idea de Marín fue rechazada de plano por la tarde, aunque siguió sobre la mesa. El manifiesto era muy difícil de consensuar: no les valía lo aprobado por los sindicatos y la patronal.
Y una reflexión de fondo: en realidad, el PP estaba preocupado por un lado y molesto por otro. Preocupado por la AVT, cuyo dirigente, que ellos mismos han hecho crecer, Francisco José Alcaraz, estaba marcando la ‘agenda’ del PP al decidir no acudir a la manifestación convocada por los agentes sociales. El núcleo duro del PP estaba con Alcaraz y los argumentos que difundió en su página web. Los más centristas opinaban que había que romper amarras.
Casi ganan los duros, y casi ganan porque todos estaban molestos por cómo el PSOE ha llevado este asunto, que creen en el PP que ha sido para rentabilizarlo políticamente. Se sabe -Diariocrítico lo reveló ayer- de la existencia de un protocolo en el PSOE para cuando ocurriera un atentado de ETA: una respuesta contundente, reuniendo a todas las fuerzas sociales -en el Congreso, en Ferraz o en Moncloa, dependiendo de la magnitud del atentado- y haciendo ver que los socialistas obran de forma muy distinta a como lo hizo Aznar cuando el 11-M.
Así estaban las cosas.