No podía ser de otro modo. Ayer, los atentados de París seguían focalizando la atención, que en el caso de los mercados financieros se traducía en un movimiento de aversión al riesgo. El vicepresidente del BCE señalaba ayer que es demasiado pronto para saber el impacto económico de los atentados terroristas en París y que las consecuencias económicas de los ataques dependerán de los acontecimientos que sigan. Los atentados podrían tener un efecto sobre la confianza y generar aversión al riesgo, entonces las consecuencias serán peores, añadió el vicepresidente del BCE. Lo cierto, es que lo tristemente acontecido cambió la agenda económica que el G20 celebraba este fin de semana. Tan sólo destacar que el presidente Chino declaró ayer que la cumbre del G-20 del 2016 que se realizará en la ciudad de Hangzhou, en el este de China, se centrará en reformas e innovación, en la mejora de la gobernabilidad económica y financiera global y en el fortalecimiento de la representación de mercados emergentes y países en desarrollo. Y mientras el presidente chino declara que el mundo necesita con urgencia nuevas fuentes de crecimiento económico, el crecimiento de la economía alemana se modera. El Bundesbank señala en su boletín de noviembre, publicado ayer, que "la bajada del ritmo de expansión de la economía alemana en verano podría mantenerse en el último trimestre de 2015".