La fuente ha explicado que aún no es una conclusión oficial, sino más bien una sensación por parte de la comunidad de Inteligencia de Estados Unidos que se basa en la información recabada antes y después del siniestro en el Sinaí.
Otro funcionario norteamericano ha confirmado la misma información a NBC, detallando que algún miembro del personal de tierra podría haber ayudado o incluso colocado directamente la bomba antes de que el avión despegara, descartando a pasajeros y tripulantes, ya que el análisis de sus perfiles no ha revelado vínculos terroristas.
A este respecto, el informante ha explicado que, aunque no existía ninguna amenaza específica antes del suceso, sí "había cierta actividad adicional en el Sinaí que había llamado la atención" de la Inteligencia estadounidense.
Otro funcionario norteamericano ha dicho a CNN que apuntan a Estado Islámico basándose en el control efectuado sobre los mensajes internos de la organización terrorista al margen de las declaraciones públicas que han hecho los yihadistas.
Un Airbus 321 de la aerolínea rusa Kogalimavia se desintegró en el aire tras despegar en el resort turístico de Sharm el Seij rumbo a San Petersburgo en una zona montañosa del Sinaí, donde operan numerosos grupos armados que desafían al Gobierno de Abdelfatá al Sisi.
Provincia del Sinaí, un grupo que ha jurado lealtad al Estado Islámico, se ha atribuido --hasta dos veces-- el derribo del avión "en respuesta a los bombardeos rusos que han matado a cientos de musulmanes en territorio sirio".
Aunque en un primer momento tanto desde Rusia como desde Egipto desecharon la hipótesis del atentado, el Kremlin ha aclarado que no descarta ninguna tesis y la aerolínea ha señalado directamente a "actividades externas".
Como medida de precaución varias aerolíneas --alemanas, francesas, británicas, irlandesas y emiratíes-- han decidido rediseñar sus rutas para evitar sobrevolar la península del Sinaí hasta que se esclarezcan las causas del siniestro.