Ayer, datos de comercio exterior en China reforzaron las perspectivas de que su economía sigue perdiendo ímpetu lentamente, haciendo más presión sobre Pekín para que adopte medidas adicionales de estímulo. Las exportaciones bajaron un 3,7% en septiembre respecto al mismo mes del año anterior, menos que la caída del 6,3% que esperaba el mercado. Sin embargo, las importaciones cedieron por undécimo mes consecutivo, perdiendo más de un 20% interanual debido a la debilidad de los precios de las materias primas y a una débil demanda interna, reflejo de una reducción de la propensión al consumo y a la inversión por parte de los ciudadanos chinos, que están perdiendo confianza en su economía. A la preocupación que ayer generaron los datos chinos se sumaron las especulaciones de que Alemania podría rebajar en las próximas horas la previsión del PIB. El presidente del Instituto ZEW señalaba tras publicar una nueva caída del indicador de confianza económica, que el escándalo de Volkswagen y la debilidad de los mercados emergentes han enfriado las perspectivas para Alemania. Recientemente la aseguradora AXA IM fijaba tres escenarios del posible impacto de la crisis de Volkswagen en la economía alemana. El de menor impacto implicaría restarle al PIB un 0.1%. El tercer escenario, que Axa IM denomina "Made in German shock", una hipótesis en la que no solo se vería afectado Volkswagen y otros fabricantes de coches del país, sino también los exportadores alemanes de maquinaria, supondría un daño del 1,1% en el PIB.