El repentino fallecimiento este lunes, en la sede de la Sociedad General de Autores (SGAE) de la polifacética Ana Diosdado, una de las grandes/grandes de nuestra escena, pone de luto al teatro y es una enorme e irremplazable pérdida para la cultura española.
Ana Diosdado, que fue presidenta de la entidad, se encontraba en la sala Manuel de Falla de la sede madrileña de la SGAE, para una reunión de la directiva, cuando a media mañana sufrió un síncope con parada respiratoria que le hizo caer al suelo ante la alarma de sus compañeros. De inmediato fue atendida por el médico de la SGAE y después llegó el Samur, sin que en ningún caso salieran adelante los intentos de reanimarla.