Las preocupaciones sobre la desaceleración del crecimiento están provocando un tótum revolútum en los mercados. Se ha frenado el interés por la compra de materias primas y acciones, mientras que, considerados como refugio, continúa aumentando la demanda de bonos. La política monetaria a nivel global sigue siendo ultraexpansiva, pero las fuertes inyecciones de liquidez no llegan a transmitirse a los precios, que mantienen en la mayoría de las regiones una atonía preocupante. En nuestro país, el IPC armonizado de septiembre cayó un 1,2% en tasa anual y en Alemania, por primera vez en ocho meses, cayó un 0,2%. Algunos bancos centrales ante el temor de que los problemas de China y su contagio puedan ser más graves de lo previsto, siguen recortando sus tipos de interés. Ayer lo hacía el Banco de la Reserva de India, rebajando el precio del dinero desde el 7,25% al 6,75%. Se suma así a las rebajas de tipos que recientemente se han producido en países con economías más expuestas a China, al comercio mundial y a las materias primas, como han sido Noruega, Australia y Canadá. Y en el lado opuesto EE.UU, donde las expectativas juegan a cuándo se subirán los tipos de interés. Ayer el FMI advertía que las empresas de mercados emergentes son especialmente vulnerables ante el final de la era de los históricos bajos tipos de interés y ante la fuerte depreciación de sus divisas. “A medida que las economías avanzadas normalicen su política monetaria, los mercados emergentes deberían prepararse para un incremento en los fracasos corporativos", dijo el FMI. “Vigilar a las empresas vulnerables, al igual que a los bancos y otros sectores íntimamente relacionados con ellas, es clave”.