Teniendo en cuenta lo difíciles que fueron las negociaciones entre Grecia y sus acreedores hasta llegar a un acuerdo, es de imaginar que los líderes europeos respiraron ayer un poco más tranquilos al conocer que su interlocutor seguía siendo el mismo. Tsipras y su partido de izquierda Syriza cosechaban una clara victoria en las elecciones del pasado domingo. Los votantes olvidaban su giro sobre el rescate internacional de la economía griega y le otorgan una segunda oportunidad para dirigir el país hacia la recuperación. Seguirá siendo la figura política dominante. Dado que Tsipras firmó el acuerdo de rescate internacional, los acreedores esperan que cumpla con los compromisos. Previsiblemente, la deuda va a ser el asunto prioritario en la agenda. La primera tarea, después de formar gobierno, será intentar convencer a sus socios prestamistas de la Unión Europea, de que se han aplicado suficientes medidas para asegurar otro desembolso. De hecho, el programa de rescate será revisado el próximo mes. El impacto del resultado de las elecciones griegas en el mercado fue muy limitado, por no decir casi nulo. El aire que se respiraba ayer en el mercado era pos-Fed, envuelto en declaraciones encontradas de miembros de la institución a lo largo del fin de semana que sugieren, no sólo las diferencias en cuanto a la necesidad de ajuste de la política monetaria en Estados Unidos, sino que la decisión de mantener los tipos de interés cerca de cero fue tomada por un estrecho margen.