Tal y como se esperaba, ayer el Banco de Japón decidió no aumentar los estímulos monetarios. Su gobernador expresó su optimismo en que la economía japonesa continuará recuperándose moderadamente y en que las exportaciones aumentarán de manera gradual. Ahora, el mercado continúa expectante ante cualquier señal de que la Reserva Federal pudiese hacer lo mismo mañana y mantener los tipos de interés sin cambios. Las señales que recibió ayer de los datos publicados relativos a su economía fueron mixtas y no terminan de inclinar la balanza a favor de una subida de tipos en un entorno de mejoría del mercado laboral, de baja inflación y de desaceleración del crecimiento global. Por un lado, el gasto del consumidor pareció crecer a un ritmo razonable en agosto y apuntó a una sólida demanda interna, con un aumento de las ventas minoristas del 0,2%. Sin embargo, el dato fue eclipsado por débiles datos de actividad, con una caída de la producción industrial del 0.4% en agosto y una caída de la actividad manufacturera de Nueva York en septiembre, por segundo mes consecutivo. Y mientras las opiniones se dividen entre si la Fed actuará mañana o más adelante en el año, economistas del Banco Mundial advierten del efecto que la subida de tipos en Estados Unidos podría tener en los mercados emergentes. Calculan que los flujos de capital hacia estos mercados podrían frenarse en hasta un 45%.