Cien usuarios recibirán 1.000 dólares por aceptar las condiciones impuestas por este sistema de recarga más sostenible para la red eléctrica, y otros 540 dólares cuando finalice el periodo estipulado en este proyecto, que es de 18 meses.
Cuando la red está saturada, PG&E se comunica con los servidores de BMW y solicita que los participantes retrasen su decisión de cargar el coche durante un tiempo máximo de una hora. Los usuarios recibirán una notificación vía SMS recordándoles que en ese momento no podrán recargar su coche.
Detrás de esta iniciativa se esconde una realidad, y es que, en la medida que los coches eléctricos se vayan incorporando a la circulación, especialmente de las grandes ciudades, las redes eléctricas pueden sufrir. Piénsese por ejemplo en verano, cuando la demanda de luz es máxima.
Los conductores han recibido de buen agrado el programa y no consideran incómodo retrasar un poco la recarga.
Las compañías energéticas ven una oportunidad en el coche eléctrico, pero también un reto, ya que éste va a poner bastante más presión en las redes si todo el mundo realiza una recarga al mismo tiempo.
Pruebas parecidas se están llevando a cabo en todo el mundo, aunque California parece el lugar más propicio para realizarlas, ya que por sus carreteras circulan 65.000 vehículos eléctricos.