Se trata de una extensión de unos 50.000 metros cuadrados que, además, tiene la particularidad de situarse en una zona con condiciones hibernales muy duras, lo que convierte a esta instalación en única, según sus responsables, para hacer pruebas en situaciones climáticas extremas.
La carrera para dotar a los coches con características o capacidades para operar sin la intervención del ser humano es una de las más competitivas que actualmente sacude a la industria del motor mundial, lo que a la vez les está obligando a invertir miles de millones de euros para desarrollar estos nuevos productos. Además, en esta carrera, también están participando nuevos actores, como las empresas tecnológicas, especialmente Google y puede que también Apple.
El epicentro de la tecnología autónoma se ha situado tradicionalmente en el estado de California, donde tienen lugar la mayor parte de las pruebas en condiciones reales, gracias a la apuesta de sus autoridades. La puesta en marcha de este nuevo circuito permitirá equilibrar un poco las fuerzas y dar la oportunidad a Detroit de no quedar relegada.
En la ciudad de Ann Arbor, donde se sitúa la Universidad de Michigan, ya están teniendo lugar pruebas de unos 3.000 vehículos capaces de transmitirse datos o comunicaciones entre sí o con las infraestructuras.
La mayor parte de los test de vehículos autónomos que tienen lugar en el mundo, principalmente en instalaciones situadas en Japón, China o Suiza, son proyectos cerrados a terceros. Sin embargo, este de la Universidad de Michigan pretende ser de “código abierto”, siendo liderado por Toyota, pero que cuenta también con la participación de Ford, Nissan, General Mortors, Honda o Delphi.