Dos actores están metidos en un cubo geométrico de aristas blancas con todas sus caras transparentes, sobre fondo negro. En el habitáculo resultante, una cama, un armario en el centro, una mesa con dos sillas alrededor, y, en diagonal, y en el extremo contrario, una silla más delante de una mesita sobre la que hay una máquina de escribir. Dos únicos personajes, hombre y mujer, que repiten como autómatas sus gestos cotidianos: desnudarse, acostarse, levantarse, vestirse, tomar algo de desayuno... Ella lee a Calderón mientras él se aisla con su máquina de escribir para teclear unas cuartillas que reúne en un libro rojo. Y otra vez vuelta a empezar: desnudarse, acostarse, levantarse, vestirse...
La mujer, encarnada por la excelente actriz almeriense Elena Tur, en un momento dado, adopta la personalidad de Rosaura, el personaje de ‘La vida es sueño’, de Pedro Calderón de la Barca:
- ROSAURA:
¿No es breve luz aquella
caduca exhalación, pálida estrella,
que en trémulos desmayos
pulsando ardores y latiendo rayos,
hace más tenebrosa
la obscura habitación con luz dudosa?...
Y, tras su descubrimiento, escucha las afanadas palabras del hombre que, creyéndose solo, se lamenta profunda y sentidamente. El es Segismundo, en realidad Paco Gámez, también soberbio actor que transita desde la apatía a la pasión, pasando por la zozobra y la confusión:
- SEGISMUNDO:
¡Ay mísero de mí, ay infelice!
apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así,
qué delito cometí
contra vosotros naciendo.
Aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido;
bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor,
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido...
Partiendo del texto de Calderón, otros ocho autores más van añadiendo sus propios textos, tomando como base únicamente las últimas líneas escritas por el anterior -como a principios del siglo XX hacían los escritores surrealistas con una técnica denominada cadáver exquisito-. Los ocho tienen en común el haber sido premio Calderón de la Barca, uno de los más notables del teatro español. En concreto, y además del autor del siglo XVII, los escritores del XXI que han escrito este ‘Calderón cadáver’ han sido Carolina África Martín, Blanca Doménech, Zo Brinviyer, Javier Vicedo Alós, Emiliano Pastor, Víctor Iriarte, Antonio Rojano y Mar Gómez González.
Entre el sueño y la huída
Con tantos, aunque tan importantes firmas de dramaturgos, no es extraño que el producto final sea sorprendente, con cierta falta de homogeneidad, aunque rezuma en todo momento un aire de cierto existencialismo vital.
En síntesis, la historia pasa del eterno aburrimiento de lo cotidiano entre ambos personajes, hasta el momento en que a ella le invade un deseo profundo de huída como único modo de alcanzar la libertad, de salirse de ese círculo vicioso que encierra la monotonía cotidiana. Quiere ir a la ciudad polaca de Gdansk. El hombre, no sin vencer sus más íntimas dudas, la sigue. Detrás de la historia, de la trama teatral en definitiva, que parece ser la atadura de ambos personajes, estos descubren que se encuentran frente a frente con los espectadores, dioses o diablos, que con su imaginación dan vida real a la vida ficticia que hay sobre el escenario. El hombre y la mujer temen dar el salto fuera del cubo geométrico que les aprisiona, hasta un momento en que, otra vez la mujer, da el salto y sale del escenario, pero vuelve para rozar a su compañero, que permanece dentro.
“Todo es sueño y creo en cada porción del sueño”, dice ella que, en el teatro como en la vida, lleva siempre la iniciativa. “El mundo entero es un teatro y cada uno de los espectadores tiene un sueño... Todos creemos lo que somos aunque no lo entendamos... La incertidumbre no es una cárcel. Tenemos nuestra certidumbre, nuestro sueño y nuestro hijo... Los espectadores no eran dioses sino lobos. No se contentan con que le hayamos dado a nuestro hijo, Calderón”. Para terminar diciendo “no sé quién soy cuando estoy sola”, mientras él le responde: “¡mañana habrás despertado!”.
‘Calderón cadáver’
Dirigida por Ernesto Arias
Escenografía y vestuario: Karmen Abarca
Diseño de iluminación:Jorge Kent
Música original de Olga Blanco
Una producción de ‘Escéna Te’ y ‘La Pita Teatro’